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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mediacion oportuna

HA SIDO necesario recurrir a los buenos oficios de un mediador para ver la forma de acabar con la huelga de médicos en los hospitales del Insalud. La iniciativa1a partido de los huelguistas y ha sido aceptada por la Administración. El buen sentido y la cordura han llegado en el momento límite: cuando el conflicto está en un callejón sin salida, con las negociaciones rotas desde hace varios días y la desatención sanitaria en cotas difícilmente soportables para los usuarios de la sanidad pública.La mediación acordada no tiene el carácter de un arbitraje de obligado cumplimiento. La Administración y los huelguistas así lo han manifestado desde el principio. Pero sería incoherente que quienes depositan su confianza en -un mediador luego terminen por rechazar su dictamen. Moralmente están comprometidos a aceptar su veredicto en cada uno de los puntos controvertidos.

De otro lado, la designación de Fernando Abril Martorell para llevar a cabo esa tarea mediadora no ha podido ser más acertada. Las dotes de negociador en toda suerte de lides del antiguo vicepresidente del Gobierno con UCD están más que probadas. Y es difícil que exista alguien con mayor conocimiento de los problemas globales de la sanidad pública que el coordinador del llamado irforme Abril, considerado el diagnóstico más certero y exhaustivo dado hasta ahora sobre el sistema sanitario público.

Sin duda, no basta con la habilidad y la experiencia del mediador para acabar con un conflicto.

Es indispensable que las partes estén dispuestas a acercar posiciones y que sepan distinguir lo negociable de lo que no lo es. Dos circunstancias. que han brillado por su ausencia en el conflicto médico. El enquistamiento de los huelguistas en sus posiciones de partida y la torpeza negociadora de los re presentantes de la Administración se han dado - la -mano . para que la huelga se encuentre a las ocho se manas de su duración en el mismo punto que cuan do empezó.

En todo caso, los médicos parecen haber esbozado un cambio de, actitud en su reivindicación principal y hasta ahora inamovible: el aumento de 100.000 pesetas mensuales, considerado por la Administración presupuestariamente inasumible y que, de aceptarse, desencadenaría una escalada de subidas en la función pública incompatible con los objetivos del Gobierno de reducción del déficit público. Hablan de "aceptar cualquier sugerencia del mediador en esta cuestión. Si ello es así, habrá desaparecido el obstáculo más importante para poner: fin al conflicto. Es cierto que los problemas de la sanidad pública, incluido el insuficiente nivel retributivo de los médicos hospitalarios, siguen ahí. Pero su tratamiento adecuado sólo será posible en una mesa negociadora de todo el sector y en un clima, de sosiego en modo alguno compatible con la actual huelga.

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