Adiós al mito del país más seguro del mundo
"El Japón que fue", "Han cambiado nuestro país" o epígrafes similares son los títulos de columnas diarias que aparecen en los rotativos japoneses más importantes desde hace varias semanas. En ellas, se analizan en profundidad, con no pocos ribetes nostálgicos, cómo era Japón antes. No hablan del Japón de la posguerra, ni siquiera de los vaivenes sociales producidos por el milagro económico en la década de los sesenta.Las comparaciones se hacen con el año pasado. Como este año, también en 1994 habíaa crisis económica, disputas comerciales con EE UU y el yen se revaluaba. Pero expresiones como "terrorismo urbano", "Iavado de cerebro religioso" o "gasear un transporte público" pertenecían al reino cinematográficamente violento de Los Ángeles o los suburbios londinenses. De repente, en pocos meses, la violencia exclusiva e incesante de otras latitudes ataca despiadadamente en el corazón de la misma capital nipona. En. la mentalidad del gran público, el mito de la seguridad ciudadana, tan ensalzado por las fuerzas del orden, se ha hecho añicos con la extensa cadena de crímenes que se atribuyen a La Verdad Suprema.
Hasta ahora, la criminalidad estaba reducida a hechos aislados -1,1 muertes por 100.000 habitantes; 1,3 robos, 1,3 violaciones- comparados con cifras septuplicadas en Occidente. Los secuestros de aviones fueron noticia por última vez hace 16 años. Sin embargo, y esto es lo que crea mas inquietud, según los sociólogos, la nueva ola de criminalidad no parece tener motivos claros y, aún peor, según la mentalidad japonesa, está desorganizada".
Es tal la psicosis colectiva de inseguridad que hasta algunos analistas bursátiles pasan por el tamiz de la inseguridad ciudadana la caída de la Bolsa y el descenso del consumo. El secuestro de ayer, tenga o no relación con La Verdad Suprema, será otra gota de agua más en un vaso de la intranquilidad que lleva ya varios meses desbordándose.
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