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Entrevista:

"No me gusta el rock ni el pop"

A los 57 años, Bill Wyman, uno de los fundadores de los Rolling Stone, parece estar viviendo una segunda juventud. Lejos de las turbulencias pasadas, Wyman se ha convertido en un próspero hombre de negocios gracias al éxito de su restaurante Stiky Fingers -del que piensa abrir una sucursal en España el año próximo-, escribe libros de arqueología y juega al críquet sin por ello renunciar a su gran pasión: la música. "Estoy trabajando en un álbum de blues en el que colaborarán Chris Rea y Nick Taylor, entre otros. Es la música que realmente me interesa, la única que escucho. No me gusta el rock ni el pop", dice el ex guitarrista de los Stones, que espera una segunda hija de su tercera esposa, la norteamericana Suzanne Accosta, de 34 años, dentro de un par de meses."Los últimos tres años me han transformado por completo. Todo ha cambiado para bien", dice Wyman. "Primero conseguí el divorcio de Mandy Smith, luego me volví a casar, he tenido una hija que ahora ha cumplido ocho meses y una segunda está a punto de nacer. Soy feliz de verdad. En tres años no he discutido ni una sola vez con mi mujer".

Pregunta. Han pasado casi dos años desde que abandonó The Rolling Stones, ¿no echa de menos nada?

Respuesta. No, en absoluto. Me encantaba la emoción de tocar con los Rolling Stones y la maravillosa atmósfera que se creaba, pero, de verdad, no lamento haberme ido, en absoluto. Disfruté aquella etapa y ya no la echo de menos. Otra cosa diferente es que la música me sigue encantando, la llevo en la sangre, pero estaba harto de las giras, de viajar de un lado para otro. Mis relaciones con los Stones son espléndidas. Me llaman para que vaya al concierto de julio. Por supuesto que iré. Pero ya no estoy para giras.

P. ¿Por qué llevan siempre los ídolos del rock esa vida salvaje? ¿Forma parte del espectáculo?

R. No, no es eso. Pero es una vida de locos. Las giras son terribles, uno se mueve de un país a otro, de un hotel a otro, a menudo de un clima a otro, varían los tiempos, las estaciones, las comidas, se duerme siempre mal. Uno está siempre sufriendo las consecuencias del jet-lag. Aviones, hoteles, estadios, es una cosa tremenda.

P. ¿Recuerda aquel concierto memorable bajo la tormenta y la lluvia torrencial en Madrid?

R. Fue algo fantástico, qué pena que a nadie se le ocurriera grabarlo. Nosotros veíamos a la gente empapada bajo aquella lluvia tremenda, así es que decidimos mojarnos también. Todo funcionaba con pilas, no había ningún riesgo con la electricidad. Fue encantador, maravilloso. De lo mejor de aquella gira europea de 1982.

P. ¿Cómo ve el panorama del rock en Gran Bretaña?

R. Totalmente decepcionante en la última década. Sólo veo guapitos y guapitas cantando, pero no veo auténticos músicos. Y no sólo eso, es que la música en directo, en vivo, ha dejado también de interesar. Es el triunfo del show-business. Hay un hecho curioso y es que Inglaterra, que estaba en el primer o segundo lugar entre los países con mejor música en los sesenta, ahora está en el número siete, por debajo de España incluso, detrás de Italia y de Francia.

P. El rock and roll no da más de sí...

R. No, creo que el problema es que el negocio lo controlan ahora los productores y no los músicos. Exactamente lo mismo que pasaba en los sesenta, hasta que llegaron The Beatles y The Rolling Stones, y rompieron los esquemas. Nos convertimos en nuestros propios productores. Ahora lo que ocurre es que los productores se encargan de buscar al guapo de turno y producen una especie de música por computador. Pero esos músicos fabricados no lo son y son incapaces de hacer nada en directo, por eso vemos tan pocos conciertos en directo. Por eso siguen siendo tan populares los grupos antiguos, de los setenta y de los ochenta.

P. Bueno, pero no creo que eso sea aplicable a, por ejemplo, U2.

R. No, no, es un gran grupo, desde luego no mi favorito, pero son buenos, otro tanto ocurre con INXS. Pero ni los unos ni los otros son grupos de los noventa, no lo olvide, son de los ochenta. Por eso la gente va en masa a ver a los Stone o a Pink Floyd, o Phil Collins o Elton John, porque son mejores. Lo cierto es que yo no escucho demasiada música de los noventa. En realidad lo que me gusta es el blues, y el jazz de los principios, el de los años veinte. Es decir, lo que se aproxima al jazz sin serlo totalmente. No me gusta ni el rock ni el pop.

P. Tengo entendido que está escribiendo un libro de arqueología. Hace unas semanas David Bowie inauguró una exposición de sus cuadros, otro tanto ha hecho Brian Eno. ¿Por qué les gusta tanto a las estrellas hacer otro tipo de cosas?

R. Supongo que son las ganas de cambiar. Son los mismos impulsos que llevan a los campeones de tenis a querer ser cantantes, a los escritores consagrados a ser periodistas, a los cantantes a querer ser actores o pintores. A mí me encanta la arqueología desde hace años y ahora me he atrevido a escribir un libro sobre el tema. Pero lo que de verdad, de verdad, hubiera querido ser es jugador de críquet.

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