Médicos
Supongo que la cosa no tiene relación, pero, según las empresas de pompas fúnebres, desde que comenzó la huelga de los médicos la mortalidad ha descendido en España casi un 50%. A decir verdad, el dato corresponde únicamente a la provincia de León (Diario de León, 13 de junio de 1995), pero, dado que sus estadísticas coinciden siempre, cifra arriba, cifra abajo, con las de las demás provincias (véanse, si no, las de las elecciones), entiendo que es extensivo a todo el país, excepción hecha, claro está, de las autonomías que por tener las competencias de Sanidad transferidas no han secundado la huelga.En los años sesenta hubo una huelga de médicos en Inglaterra que se saldó con casi un 30% de muertos menos y, hace años, en Italia, sucedió algo parecido, con el agravante de que disminuyeron los accidentes.
La explicación a tan extraña circunstancia no es fácil de encontrar, como no sea la mala leche de los enfermos, que aprovechan cualquier circunstancia para dejar en ridículo a los médicos. Un médico amigo mío me contaba, por ejemplo, cómo los vecinos de un pueblo en el que estaba haciendo una sustitución por vacaciones, se ponían malos con cualquier pretexto y hasta se dejaban morir en cuanto se descuidaba, sólo con tal de joderle.
El asunto, en cualquier caso, merece ser estudiado, no sólo como curiosidad estadística o como misterio médico, sino como posible solución a muchos otros problemas.
Si eso ocurre con la Medicina, de la que al fin y al cabo de penden nuestras vidas, qué no sucedería con la política, la economía, la educación, la asisten cia social o la justicia. Sin duda, parece claro que, en cuanto los profesionales de esos gremios dejaran de trabajar, el país empezaría a funcionar.
De todos modos, no conviene fiarse demasiado de los datos, sobre todo si son tan insignificantes como los que mencionábamos al principio. La estadística, que es una ciencia muy rara, al final siempre se impone y, si no, ya se encargarán los médicos, en cuanto vuelvan a trabajar, de corregirlos.
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