Clinton busca que el G-7 condene las "ambiciones nucleares" de Irán

El presidente norteamericano, Bill Clinton, dijo ayer que, pese a la resistencia de sus colegas del G-7 (los siete países más industrializados del mundo) a sumarse al embargo económico impuesto por EE UU a Irán, quiere tratar el problema de "las ambiciones nucleares" de ese país en la cumbre que comenzó ayer con una cena de trabajo en la ciudad canadiense de Halifax. Clinton busca la condena de los planes iraníes.

"Buscaremos nuevas formas de trabajar juntos para combatir la amenaza del terrorismo, el peligro nuclear, el tráfico de drogas y el crimen organizado. Y, por supuesto, discutiremos muchos problemas de seguridad que nos preocupan a todos, incluido Bosnia y las ambiciones nucleares de Irán", declaró Clinton poco antes del comienzo de las discusiones.EE UU quiere, y seguramente obtendrá, una fuerte condena de los propósitos del régimen iraní de desarrollar un programa nuclear que podría tener propósitos militares. Es poco probable que consiga más. Los demás países desarrollados -incluido Japón, uno de los principales socios comerciales de Irán- no comparten la necesidad de un embargo, y no es probable que cambien de opinión como consecuencia de esta cumbre.

Una declaración contra Irán servirá, sin embargo, a Estados Unidos para poner más presión sobre Rusia, el país que tiene el contrato para el suministro del material nuclear que necesitan los iraníes. En la pasada cumbre ruso-norteamericana en Moscú, Borís Yeltsin se comprometió a revisar ese contrato, aunque no a cancelarlo. La presión colectiva del G-7 puede ayudar a que el presidente ruso suspenda la venta a Irán.

Muchas discrepancias

Irán es sólo uno de los asuntos de una cumbre tan repleta de temas como de discrepancias. Bosnia y la proliferación nuclear son dos de ellas. Sobre Bosnia las diferencias entre Estados Unidos y sus aliados europeos son viejas y conocidas. Hoy ni siquiera esas diferencias son lo importante, sino la incapacidad de todos de ofrecer soluciones viables. Tampoco de esta cumbre van a salir esas soluciones.Sobre la proliferación nuclear todo parecía más fácil de consensuar hasta que Francia anunció el martes la reanudación de sus pruebas nucleares. Tal como se deduce de sus declaraciones previas, los demás miembros del G7 presionarán al presidente francés, Jacques Chirac, para que cambie de opinión. Ya lo hizo el miércoles Clinton en la reunión que mantuvo en Washington con Chirac. Pero la respuesta de Chirac en la capital norteamericana fue negativa, y así volverá a ser en Halifax. "No tengo el propósito de dar marcha atrás en la decisión que he tomado", declaró el presidente francés en su conferencia de prensa conjunta con Clinton. "Pero quiero recordar", añadió, "que estamos hablando de un número muy limitado de pruebas en un calendario preestablecido, y que Francia ha hecho el compromiso de firmar sin reservas, una vez que esté en condiciones de hacerlo, esto es, en otoño de 1996, el Tratado para la No Proliferación Nuclear".

Las naciones del Pacífico Sur insistieron ayer en que la reanudación de pruebas nucleares francesas en la zona pone en peligro las ventas de armas de París en la región, valoradas en 147 millones de dólares (unos 18. 000 millones de pesetas).

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