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Pujol advierte que el escándalo condicionará su apoyo

No será la ley del aborto lo que debilite las relaciones entre los nacionalistas catalanes y el Gobierno, sino el "desarrollo del tema del Cesid", declaró ayer el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Un asunto que calificó de "grave", y no porque se haya espiado al Rey, sino porque se ha espiado a muchos ciudadanos. Pujol insinuó que Narcís Serra debería dejar la vicepresidencia.Pujol se apresuró a agregar otras causas que debilitan el pacto con el PSOE, en la línea del comunicado del comité de enlace de CiU del lunes. "Lo que nos preocupa es saber si el Gobierno o algunos ministros quieren mantener la colaboración. No sea que apoyemos a una gente que no quiere".

El presidente -que anunció en tono de broma unas declaraciones "importantes, históricas y trascendentes" para el domingo, tras una reunión de la dirección de Convergència- puso como ejemplo que la Generalitat "hila muy fino" la dimisión del consejero Jaume Roma, pese a que se le considera inocente. Y comparó esta actitud con la de otros gobiernos -municipales, regionales o el del Estado- que en situaciones similares no "hilan tan fino", con la excepción del ex ministro Vicente Albero.

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"Miren a su alrededor, consulten las hemerotecas, y saquen sus conclusiones", dijo a los periodistas, para añadir que, no hacía falta acudir a las hemerotecas porque bastaba leer la prensa del día. Aunque no citó nombres podía entenderse que se refería al caso Cesid y a Serra como ejemplo de que no todos actúan como la Generalitat ante una sospecha de irregularidades. Luego aclaró que el Grupo Parlamentario Catalán no podía obligar a Felipe González a comparecer para dar explicaciones por el escándalo de las escuchas, pero sí había sido CiU la responsable de que fuera Serra y no el ministro de Defensa, Julián García Vargas, quien diera la cara en el Parlamento. Serra, precisó, y no González, fue el responsable de este servicio de información cuando se produjeron los hechos denunciados. García Vargas, en palabras de Pujol, carece de "suficiente grosor y nivel". El presidente catalán especuló sobre posibles fechas para las elecciones catalanas. Si se anticipan, dijo, serán en octubre o en noviembre. Insistió en que preferiría agotar el mandato, hasta marzo, pero no ocultó que "un montón de cosas" pueden obligarle a adelantar los comicios y reiteró que necesita garantías de que unas legislativas adelantadas no se cruzarán en el camino.

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