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Un cohete europeo gigante

Empieza la cuenta atrás del 'Ariane 5' para el primer lanzamiento a finales de este año

La cuenta atrás para el nuevo cohete gigante europeo Ariane 5 ha empezado. Faltan pocos meses para que se eleve hacia el cielo desde la base de Kourou, en la Guyana francesa, propulsado por tres grandes chorros de fuego. Satisfacción y confianza en el éxito son la tónica tanto en la Agencia Europea del Espacio (ESA), responsable del programa, como entre los constructores. El reto de desarrollar el cohete más grande y potente que jamás se ha hecho en Europa se acerca a la configuración definitiva de vuelo.Aunque la fecha oficial para el primer lanzamiento (el 501), el próximo 29 de noviembre, está ya descartada, "el retraso será de días", afirman tranquilos en la ESA y en la agencia espacial francesa (CNES), gestora del programa. Será, seguramente, a finales de año o en los primeros días de 1996, cuando los responsables del Ariane 5, si el lanzamiento es satisfactorio y siguiendo la tradición de la base de Kourou, serán tirados a la piscina del hotel tras en una fiesta con abundante champaña.

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Para ver cómo se fabrica Ariane 5 hay que saltar por media Europa: siete contratistas principales con 140 empresas implicadas en la construcción, de 12 países europeos, incluida España, cuyas empresas se han encargado de algunos componentes estructurales y electrónicos. Francia, Alemania e Italia concentran las últimas fases de integración del cohete.

A medida que se acerca el momento de la verdad, los informes con los últimos datos se precipitan hacia los despachos de los encargados de la compleja coordinación. Los ensayos más intensos y completos se suceden en los bancos de prueba y la organización de la fabricación tiene que ser perfecta. La obsesión por la exactitud es exhaustiva en todo el proceso, dado que en la aventura espacial no caben rectificaciones sobre la marcha, una vez que el cohete se ha encendido.

En juego están los 5.000 millones de ecus (unos 800.000 millones de pesetas) invertidos en siete años de desarrollo y construcción del Ariane 5, el prestigio de la industria espacial europea y las posibilidades de ganar dinero con un gran cohete de alta fiabilidad para enviar al espacio satélites, componentes de la estación espacial internacional Alfa o las futuras constelaciones de pequeños satélites de comunicaciones.

Tras el vuelo 501 habrá otro también de prueba, el 502, antes del primer lanzamiento comercial de Ariane 5, en el último trimestre de 1996. Arianespace, la empresa que comercializa estos lanzadores, está dispuesta a batir con Ariane 5 a los competidores estadounidenses y llevarse una buena tajada del mercado mundial de lanzamientos para que sea tan rentable como su predecesor, el Ariane 4. Charles Bigot, director general de Arianespace, anunció el pasado lunes, en el salón de la Aeronáutica que se celebra en Le Bourget (París), el encargo de 14 Ariane 5, lo que supone 12.000 millones de francos franceses, informa Afp.

Las fábricas implicadas en el programa están ya preparadas para construir cuatro o cinco Ariane 5 al año. Sin embargo, no ocultan su preocupación por sus grandes grupos de desarrollo que, sin programas espaciales europeos de envergadura de cara al futuro, quedarían inactivos. Todos miran hacia la próxima reunión ministerial de la ESA, que se celebrará en el próximo octubre, en busca de respuestas que disuelvan las incertidumbres y esperando que se concrete, por ejemplo, la participación europea en la estación Alfa.

El motor Vulcain

Uno de los elementos más innovadores del Ariane 5 es el motor Vulcain, de la etapa principal criogénica, con 110 toneladas de empuje. En la empresa SEP, en Vernon (cerca de París), se hizo hace 10 días la prueba de rendimiento del Vulcain que empujará hacia arriba al cohete 501. Durante 600 segundos estuvo funcionando este motor en el banco de pruebas, por control remoto, y al día siguiente los técnicos estaban haciendo in situ el análisis de las válvulas con disparos de gas comprimido. "España aporta conductos, actuadores y dispositivos del sistema de control e instrumentos de medida", explica un jefe de SEP.A mediados de julio, este motor se enviará a la planta de Aeroespatiale en Les Mureaux, también cerca de París, para su integración en la etapa criogénica del cohete. Mientras tanto, en SEP están ya montando el Vulcain del vuelo 502, una fase de fabricación que dura cuatro meses, en una sala limpia.

Aeroespatiale, contratista principal de Ariane 5, se encarga de montar el rompecabezas del lanzador, de la integración final, la verificación de todos los sistemas y el control de ensayos. "Hemos tenido algún problema con los interfaces en las últimas pruebas", reconocía en Aeroespatiale Serge Petit, jefe de Ariane-5, quitando importancia a dos recientes ensayos de la etapa principal abortados en Kourou.

En Daimler-Benz Aerospace (cerca de Múnich, Alemania) se encargan de la tercera etapa del

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Ariane 5 -la que sitúa en órbita la carga útil- y de la cámara de empuje del_Vulcain. Dos años se tarda en hacer una de estas cámaras, con forma de cono y una doble capa metálica, que tiene que resistir una temperatura de 3.500 grados centígrados durante la combustión del oxígeno y el hidrógeno líquidos. Un robot emplea 130 horas en hacer las 386 ranuras milimétricas por las que circulará el hidrógeno refrigerante entre las dos capas. Ariane 5 está concebido para vuelos tripulados y sigue la filosofía de la seguridad, dicen los ingenieros de Daimler. Claro que el supercohete se quedó sin viajeros humanos de momento al desvanecerse el programa del transbordador europeo Hermes.

Misión Cluster

Para el vuelo 501, la carga útil elegida son los cuatro satélites de la Misión Cluster, que, desplegados en formación a varios cientos de miles de kilómetros de la Tierra, medirán en tres dimensiones la magnetosfera terrestre. Es un programa científico de la ESA y Daimler tiene acabados los cuatro equipos que viajarán en la punta del cohete, y llegarán a Kourou este verano.También están sujetos al trasiego internacional los componentes de los dos propulsores de combustible sólido (booster), que darán al Ariane 5 el 90% del empuje inicial de vuelo. La última fase de producción, el llenado con perclorato de amonio y aluminio de estos cohetes, se hace directamente en Kourou, pero la fabricación de los segmentos empieza en Europa.

La fábrica MAN (cerca de Múnich, Alemania) convierte unos anillos metálicos de un metro de altura y tres de diámetro en las piezas de tres metros de altura necesarias para hacer cada uno de los seis segmentos de cada booster, más el capuchón superior. Una máquina especial, por presión en las paredes del anillo inicial, reduce su grosor de 40 a 8 milímetros, estirándolo como si fuera un alfarero metalúrgico.

Una vez acondicionada la aleación metálica, estos grandes anillos empiezan su viaje. En Colleferro, (Italia), la empresa BPD les aplica la protección térmica, los ensambla de tres en tres y los envía a Kourou. En la fábrica italiana también se hace todo el capuchón superior de los booster, lleno de 23 toneladas de combustible sólido.

Durante el vuelo del cohete, en que cada segundo es crítico, el monstruo de 50 metros de altura no es una pieza rígida, sino que cimbrea, vibra y sufre la influencia de corrientes de aire que encuentra. Decenas de expertos en computadoras, en Aeroespatiale, comprueban exhaustivamente todos los desarrollos de hardware y software que se encargarán de guiar el cohete teniendo en cuenta su posición y respuesta en cada instante. Gracias a las simulaciones a partir de equipos reales de vuelo o virtuales, saben cómo preparar la navegación para que el Ariane 5 vaya exactamente a donde debe, sin intervención humana alguna una vez que se haya pulsado el botón de encendido desde la sala de control.

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