Las bisnietas del gran cantaor Manuel Torre
Irene y Chelo, como buenas gitanas, ni fuman ni beben. Hace cinco meses que dejaron Marbella y se trasladaron a Madrid para dedicarse al mundo de la canción y del baile. Irene, de 23 años, hace el papel de Soledad en la obra Plaza Alta, un musical gitano que aborda la historia de esta etnia y que se estrena el próximo martes en Madrid. Y Chelo, de 22, ha hecho un papel en Alma gitana, la película sobre el flamenco de Chus Guitérrez.Las dos nacieron en Sevilla y hace unos años que la familia se trasladó a Marbella. Sus padres se dedican al negocio de las antigüedades, pero ellas llevan en las venas sangre de artistas. Su bisabuelo -el padre de su madre- era Manuel Torre, uno de los maestros de la siguiriya y el cantaor que trajo al cante los legendarios sonidos negros. Jerezano, del barrio de San Miguel, era el preferido de Lorca y de la Generación del 27.
Años después sus bisnietas parecen decididas a tomar el relevo que dejó Manuel Torre. Les costó tomar la decisión. Son las dos únicas chicas de una familia de seis hermanos y durante un tiempo trabajaron, más por tradición que por afición, en la cosa de las antigüedades. Por parte de padre pertenecen a la familia de los Celedonio, que es como se les conoce en el mundo gitano.
Irene y Chelo son dos gitanas atípicas. "Somos un mito para nuestras primas. Se sorprenden de que hayamos estudiado, que conduzcamos nuestro propio coche y que contemos con todo el apoyo de nuestros padres en nuestro trabajo de artistas, aunque ven esto último con un poco de preocupación porque saben que jugamos con fuego y no quieren que nos quememos", dice Chelo.
Su nombre artístico surgió por el título de una canción que le hicieron al Tío Chamorro, un vecino del barrio sevillano donde vivían, que llegaba borracho a casa y al que su mujer maltrataba. "Fue Antonio el que nos convenció para que eligiéramos ese nombre", asegura Chelo.
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