La nicotina afecta al cerebro, al intestino y al sistema nervioso

Uno de los argumentos que más daño hacen a la industria del tabaco -las empresas conocen los efectos de la nicotina y manipulan su nivel para mantener la adicción de los fumadores- recibió ayer un respaldo demoledor con la publicación de nuevos documentos que demuestran que Philip Morris, el primer fabricante mundial de cigarrillos conocía los efectos de ésta. La nicotina modifica el ritmo de los latidos del corazón, afecta a la actividad intestinal y a las funciones endocrinas y altera el funcionamiento del cerebro y del sistema central nervioso, según estos documentos.

Philip Morris estudió hace 15 años la nicotina en sus laboratorios y descubrió que sus efectos no sólo eran calmantes o estimulantes, sino que repercutían en el cerebro y en el resto del organismo. La nicotina, según este informe, modifica además el ritmo de los latidos, del corazón, afecta a la actividad intestinal y a las funciones endocrinas, y altera el funcionamiento del cerebro y del sistema central nervioso.Los resultados de estas investigaciones están recogidos en los documentos publicados ayer por The New York Times tras haber obtenido dos mil folios procedentes de una querella contra Philip Morris no hecha pública. Estos documentos consolidan las denuncias hechas el año pasado por el congresista demócrata de California, Henry Waxman, entonces presidente del subcomité de Salud de la Cámara de Representantes y que citó a declarar en el Congreso a los dirigentes de la industria del tabaco. Ninguno reconoció entonces, en abril de 1994, la veracidad. de las acusaciones sobre el grado de conocimiento de los efectos de la nicotina ni aceptó que hubiera una manipulación consciente de los cigarrillos.

Ahora, Victor DeNoble, que investigó para Philip Morris entre 1980 y 1984, confirma al diario que "la compañía descubrió que podía reducir el alquitrán e incrementar la nicotina (...) y que esta sustancia no sólo calmaba o estimulaba, sino que tenía un efecto central en el cerebro, y que la gente sigue fumando debido a ese efecto".

Estos descubrimientos de los "efectos farmacológicos de la nicotina", como fueron bautizados, se entregaron a los dirigentes de Philip Morris. En los estudios se incluyó también el intento de definición de una cantidad "ideal" de nicotina en el tabaco alterando las mezclas en la fabricación de los cigarrillos. El nivel óptimo, aquel que hace diflícil al fumador prescindir del hábito, "se halla por encima de la nicotina que hay cuando se fuma tabaco en estado natural", señala uno de los documentos.

Representantes de Philip Morris, cuyas acciones descendieron ayer en Wall Street, aseguran que jamás utilizaron estas investigaciones para la creación de nuevos productos. William Campbell, directivo de la empresa, llegó a decir que esa sustancia "está presente de forma natural en el tabaco y contribuye a que los cigarrillos tengan sabor y al placer de fumar".

A pesar de que la mayoría republicana en el Congreso apagó desde noviembre la llama antitabaco, la FDA, el organismo que regula la legislación de alimentos y medicinas se encuentra en un proceso de investigación que debe decidir si la nicotina es una sustancia que debería ser regulada por la ley.