Comienza el juicio por fraude contra los hijos de Robert Maxwell

El entonces líder del Partido Laborista, Neil Kinock, no dudó en expresar su "profunda pena" por la pérdida de Robert Maxwell cuando llegaron a Londres las noticias de la muerte del magnate de la prensa, en aguas de Canarias, el 5 de noviembre de 1991. Era la hora del duelo, que no tardó en ser sustituida por la del escándalo. La indignación embargó a los trabajadores de las empresas de Maxwell cuando se supo que cerca de 100 millones de libras (unos 20.000 millones de pesetas) de sus fondos de pensiones habían sido desviados. Los dos hijos mayores y herederos de aquel, lan y Kevin, se sentaron ayer en el banquillo de los acusados.

Ambos tienen que responder del delito de conspiración para el fraude, presuntamente destinado a cubrir operaciones del magnate en Israel. El juicio más esperado por la City comenzó ayer en la Audiencia Nacional de Londres.La biografía y la personalidad de Robert Maxwell, nacido en el seno de una familia judía en los Cárpatos checoslovacos en 1923, han sido terreno abonado para toda clase de culebrones periodísticos. Su tormentosa relación con su familia y con los empleados de sus dos principales empresas, Grupo Mirror y Maxwell Comunication Corporation; su intempestivo temperamento y la delirante idea de grandeur que presidió la construcción de su imperio de prensa en el Reino Unido constituyen por sí solos un excelente guión cinematográfico.

Algo de toda esta dramática magnificencia está presente también en un juicio que promete convertirse en uno de los más largos, costosos y complejos de la historia jurídica. Todo en la vista por el caso Maxwell parece complicado y enorme. Complicada ha sido, para empezar, la selección de los 12 miembros del jurado, normalmente una operación rutinaria para la justicia británica, que esta vez se ha visto dificultada por la práctica imposibilidad de encontrar un sólo ciudadano del Reino Unido desconocedor del caso. Los periódicos comparaban ayer la procelosa selección de este jurado con la que precedió a la elección de los "hombres buenos" en el juicio del deportista estadounidense O. J. Simpson.

Acusaciones

De los cuatro acusados, "Kevin Maxwell, de 36 años, es el único que se enfrenta a dos cargos separados de conspiración para el fraude, mientras los otros tres, su hermano lan, de 38 años, y los dos antiguos asesores de su padre, Robert Bunn y Larry Trachtenberg, son juzgados por un único delito de conspiración para el fraude.Según los representantes de la Oficina de Graves Fraudes que actúa como parte acusadora, fallecido Robert Maxwell y su hijo Kevin conspiraron a finales de 1991 para defraudar a los depositarios y beneficiarios de la fundación de pensiones controlada por la compañía BIM, que manejaba la práctica totalidad de los fondos. de pensiones del grupo de Maxwell, constituido por una maraña de más de 400 sociedades.

El fraude consistió en utilizar 5,4 millones de acciones de la firma en Scitex Corporation, una imprenta israelí. Kevin Maxwell habría sido el colaborador más cercano de su padre y el interlocutor de los bancos con los que el magnate trabajaba.

El segundo cargo, que afecta a los cuatro acusados vivos, se refiere a una actuación similar presuntamente desarrollada tras la muerte de Robert Maxwell. Consistió en la utilización de otros 25 millones de acciones de la misma firma en otra empresa israelí, Teva Pharmaceutical Industries. Acusaciones todas ellas que ayer fueron enérgicamente negadas por los cuatro encausados, preparados para enfrentarse nuevamente a los focos de las cámaras a la entrada y salida de la Audiencia, durante los seis meses que previsiblemente durará el juicio.

En el moderno edificio de Chichester Rents, un anexo al viejo edificio de la Audiencia, el proceso se desarrolla en una sala especialmente equipada. Una red de pantallas de vídeo y de ordenadores, también comparables a los utilizados en el proceso de O. J. Simpson en Los Ángeles, permite seguir los debates y aportar pruebas al propio proceso.