El primer ministro francés critica los ataques aéreos de la OTAN en Bosnia

AGENCIAS / R. FERNÁNDEZ El primer ministro francés, Alain Juppé, criticó anoche los últimos bombardeos aéreos de la OTAN contra posiciones serbias en Bosnia y que provocaron la captura de observadores militares y cascos azules. "No estuvieron bien preparados y han puesto en peligro la vida de nuestros soldados". Ni franceses ni británicos participaron en las dos operaciones efectuadas el jueves y el viernes, en las que intervinieron cazas F-18 españoles. Entretanto, existe total confusión sobre cuándo comenzará la misión mediadora rusa. Los ministros de Exteriores, Andréi Kózirev, y de Defensa, Pável Grachov, estaban ayer aún en Moscú.

"No hay que volver a comenzar de nuevo este tipo de operaciones", manifestó Juppé en una entrevista a la televisión TF-1. "Los ultimátum y los ataques aéreos deben llevarse a cabo tras una reflexión y preparación", añadió. El jefe del Gobierno, que se declaró partidario de concentrar los cascos azules para evitar su vulnerabilidad, abogó por la reanudación de las negociaciones diplomáticas para liberar a los soldados retenidos por los serbobosnios y señaló que en las condiciones actuales "nadie quiere ni puede implicarse en la lógica de la guerra"."Andréi Kózirev se encuentra en Moscú y los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores por el momento no saben cuándo realizará el viaje a la antigua Yugoslavia anunciado el sábado", afirmó ayer la agencia oficial rusa Itar-Tass. Y en el Ministerio de Defensa también confirmaron que Grachov no ha abandonado la capital y dijeron no tener idea del viaje a Bosnia. El jefe de Gobierno ruso, Víctor Chernomirdin, había declarado el sábado que ambos funcionarios ya habían salido con rumbo a la antigua Yugoslavia "para entrevistarse con los dirigentes de las partes en conflicto en Bosnia-Herzegovina y convencerlos de que cesen las acciones militares entre ellos con el fin de evitar nuevos bombardeos de la OTAN". Y horas antes el portavoz presidencial había anunciado que Borís Yeltsin estaba tomando medidas para liberar a los soldados de la ONU que los serbios de Bosnia mantienen como rehenes.

Rusia ha criticado los bombardeos de la OTAN contra lasposiciones serbias, ya que considera que la "escalada de los métodos de fuerza no tiene perspectivas", pues no contribuye a encontrar una solución al conflicto. Al mismo tiempo, los principales dirigentes occidentales se han dirigido a Yeltsin pidiéndole que use la influencia de Rusia sobre los serbios para que liberen a los rehenes.

Por otra parte, el presidente de la Krajina serbia, Milan Martic, instó ayer a Yeltsin a "continuar con las tradiciones históricas de Rusia de defensa de la población ortodoxa en los Balcanes". Martic sostiene que por tercera vez en este siglo se aplica una política genocida contra el pueblo serbio, cuyo fin es la liquidación, expulsión o asimilación de los serbios en las antiguas repúblicas yugoslavas de Croacia y Bosnia-Herzegovina. Martic recuerda a Yeltsin que siguiendo el consejo de Rusia, la Krajina serbia firmó el año pasado el acuerdo de cese de las hostilidades con Croacia, lo que no impidió que ésta agrediera a la Krajina el pasado día 1 sin que Moscú haya hecho nada.

El Grupo de Contacto se reúne hoy en La Haya y mañana lo hará la OTAN en la ciudad holandesa de Noordwijk. Washington, por su parte, que pedía antes acciones punitivas contra los serbios, ni quiere un fracaso de la misión de paz de la ONU ni aportar los 25.000 soldados necesarios para facilitar la retirada de los cascos azules. La Casa Blanca afirmó ayer tras un encuentro del presidente Clinton con sus colaboradores que EE UU es partidario de fortalecer el contingente de la ONU, pero no explicó cómo.