"Guerras" vecinales, apariciones y molinos
Los gobiemos se han tambaleado en varios municipios por causas externas a la política
La estabilidad política de El Escorial (8. 700 vecinos) se quebró hace unos meses por causas ajenas a la política. El hijo del primer teniente de alcalde, Antonio Rodríguez, del PSOE, rompió el esternón de un puñetazo al alcalde, Mariano Rodríguez, también socialista... El regidor mantenía supuestamente relaciones sentimentales con una concejal, pariente de Antonio Rodríguez. Las dos familias se enfrentaron. Luego, el regidor no quiso compartir lista electoral con el padre de su agresor. La situación se volvió tan tensa que la Federación Socialista Madrileña ha prescindido de ambos. Curiosamente, a Rodríguez le han derribado sus problemas con un compañero de partido y no con los seguidores de la Virgen de los Dolores, con quienes mantiene una particular guerra. Estas personas aseguran que la Virgen se aparece debajo de un fresno de una finca municipal. El alcalde, que no está convencido de que la Virgen haya elegido su pueblo para aparecerse, valló la finca. Cuando Rodríguez fue agredido, los fieles explicaron: "Ha sido un castigo divino".En Valdeolmos-Alalpardo (1.400 habitantes), en 1993, estalló otro tipo de guerra. El pleno aprobó cambiar el topónimo, que pasaría a ser Alalpardo-Valdeolmos. ¿El motivo? El número de vecinos de Alalpardo es diez veces superior al de Valdeolmos. Los valdeolmeros, enfadados, persiguieron durante semanas al alcalde (alalpardeño). La sangre nunca llegó al río, pero en estas elecciones se presentan dos curiosas candidaturas: Independientes de Alalpardo y Agrupación de Electores de Valdeolmos. El actual alcalde, socialista, abandona.
En Torres de la Alameda (3.600 habitantes) se vive desde hace años una auténtica trifulca política y judicial. El alcalde, Antonio Rodríguez, del PSOE, acumula una veintena de querellas y denuncias que le ha interpuesto la oposición. A su vez, Rodríguez denunció a 60 vecinos por insultarle cuando las máquinas municipales derribaban una construcción ilegal.
Un río y un molino costaron el puesto a dos alcaldes de Carabaña (1.120 habitantes) en 1994. Cuando EL PAÍS denunció que el diputado del PP Rodrigo Rato desviaba el agua del río Tajuña hacia su mansión con fines decorativos, la inestabilidad política se adueñó del municipio. Los vecinos se dividieron en dos bandos: a favor y en contra del diputado. El alcalde, Ángel Aguado, independiente, harto de la polémica, abandonó el Ayuntamiento. Le sustituyó José Pérez, de IU, que tuvo que dejar el puesto cuando PSOE y PP se aliaron en su contra. Le acusaban de ser el promotor de la polémica. Todo acabó con el nombramiento, a modo de desagravio, de Rodrigo Rato como presidente honorífico de una asociación cultural local. La mayoría de los vecinos considera "normal" que el diputado desvíe el río.
Robregordo (93 habitantes) es un pequeño pueblo de la sierra. Sin embargo, aunque tenga pocos vecinos, se ha convertido en el municipio con más alcaldes en una sola legislatura: cinco. Problemas con el agua y hasta rencillas vecinales obligaron a los regidores a dimitir. La Comunidad, desesperada, nombró gestor municipal a un vecino por decreto. Y ahí sigue, pero no quiere repetir.
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