El cuatrienio de las alcaldadas con premio

Juan Pérez -es un suponer- quería ser alcalde de su pueblo a toda costa. En las elecciones de 1991, como no consiguió la mayoría suficiente para cumplir sus deseos, formó una coalición con otros partidos que obtuvieron representación municipal. Muy pronto surgieron, las disensiones dentro de la coalición. Los aliados de Juan Pérez se pasaron a la oposición. "No nos gusta como gobierna, las cuentas municipales no están claras, no nos deja participar en la gestión municipal...", argumentaron. Pérez, que se quedó en minoría, replicó: "Sois unos tránsfugas y unos traidores".La nueva oposición decidió entonces echar al alcalde. Prepararon una moción de censura. Pero Pérez, que quería seguir siendo alcalde de su pueblo a toda costa, era más listo que ellos. Decidió no convocar nunca la moción de censura. "Tiene defectos de forma y, además, no tenéis derecho a echarme. Yo soy un gran alcalde y vosotros sois unos aprovechados", comentó. Pérez había inventado la alcaldada. Los concejales de la oposición se indignaron."Te denunciaremos en los tribunales", le amenazaron.

Meses más tarde, el juez condenó al regidor. El magistrado le dijo: "Tiene usted que convocar la moción de censura porque es un derecho recogido en la Constitución. Su actitud está vulnerando derechos fundamentales de los concejales y de los ciudadanos

Pérez hizo oídos sordos. "Pondré muchos recursos contra esta injusta sentencia", replicó. (Pérez sabe que un proceso judicial puede durar años). "Muy bien, ponga los recursos que quiera, pero cumpla la ley", le espetaron los ediles de la oposición. "Hasta que el último tribunal que exista en España no falle, no pienso marcharme. Yo soy un gran demócrata y creo en la ley".

Y en estas disputas, se acercaron las nuevas elecciones. Los vecinos del pueblo de Pérez se indignaron. "Pérez es un dictador. No le importa el pueblo, sino sólo su beneficio", comentaban por las calles. Las quejas populares llegaron a oídos del partido que le apoyaba. La formación política, ante el gran escándalo que se montó en el pueblo, puso al alcalde entre la espada y la pared: "O dejas el cargo antes de las próxima elecciones o no repítes como nuestro candidato".

Juan Pérez -que quería seguir siendo alcalde a toda costa cedió: "Vale, pero sólo dejo el puesto unos días antes de las elecciones. No vaya a ser que la oposición investigue mi gestión". El partido le respondió: "Muy bien, Juan. Así nos gusta. Has mantenido nuestras siglas durante cuatro años y has dado una lección de democracia. Como has sido buen chico, repetirás en el puesto".

Este caso, aunque parezca increíble, se ha producido cuatro veces este cuatrienio. Los pueblos son Valdemorillo (3.700 habitantes), Humanes (8.800), Brunete .(3.000) y Navas del Rey (1.220). A estos regidores les sustenta el Partido Popular.

Sólo hubo una excepción. Julio Pacheco, alcalde de Humanes hasta hace unos meses, no quiso desacreditar a su partido. Dejó el PP aconsejado por un alto dirigente. Cuando Pacheco leyó la sentencia que le obligaba a convocar la moción, se dio cuenta del error político que había cometido. Convocó el pleno y cedió el bastón de mando a sus adversarios. Pacheco, alcalde de Humanes durante 16 años, es el único que no repetirá como candidato en las listas del PP.