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28 MAYO

Maragall y Roca se emplearon a fondo en un debate muy igualado

El cara a cara televisivo de anoche entre Pasqual Maragall y Miquel Roca en Antena 3 demostró el gran nivel político de los dos candidatos que no evitaron analizar ninguno de los problemas y retos de Barcelona. En un debate muy igualado, Miquel Roca supo ser contundente en la crítica a la gestión del alcalde Maragall y éste acertó al transmitir su entusiasmo por la ciudad. El debate se desarrolló en términos corteses, salvo el desliz de Maragall cuando se refirió a que su contrincante "té molta barra" ("tiene mucha cara"), aunque luego intentó corregirlo con tonos afectuosos.

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El debate tuvo un tercer invitado: la Generalitat. De manera reiterada los dos candidatos se refirieron al Gobierno catalán. Maragall para denunciar su obstruccionismo a la hora de llegar a importantes acuerdos que deben beneficiar la ciudad, como el contrato programa del transporte o la carta municipal, y Roca, para achacar a la hostilidad de Maragall el que 1 haya sido. imposible un mejor entendimiento. Ambos candidatos reiteraron sus objetivos programáticos desde el reconocimiento de que la ciudad ha mejorado y se encuentra mejor situada que muchas otras para aprovechar la recuperación económica. Para Roca, sin embargo, esta mejora podría ,haber sido mayor, teniendo en cuenta que la ciudad ha recibido un billón de pesetas en inversiones. El candidato nacionalista defendió que la ciudad necesita una nueva gestión, un nuevo ta lante. Maragall reclamó en su haber el progreso de Barcelona.

Uno y otro se esforzaron por tratar de demostrar que eran los más capacitados para realizar los proyectos que necesita Barcelona. El metro, la vivienda, el paro y la recuperación económica de la ciudad ocuparon la mayor parte del tiempo del debate.

Maragall acusó a su oponente de proponer únicamente derribos, de asumir compromisos que en realidad corresponden a la Generalitat y de prometer cosas que ya estaban hechas. Roca replicó que el socialista debía hablar con personas distintas que las que le vienen a ver a él, que no tienen una visión tan optimista ni están tan satisfechas como lo pinta Maragall.

Construir y derribar

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El candidato nacionalista acusó al gobierno municipal saliente de no haber hecho nada por cons truir viviendas en la ciudad, a lo que Maragall replicó que se han construido barrios enteros, como la Villa Olímpica, y recor dó que Barcelona es una ciudad a la que ya no queda suelo donde construir, "de modo que hay que derribar, y nosotros hemos derribado muchísimo para levantar nuevas viviendas". A la acusación de que el Ayuntamiento no había facilitado la creación de empleo ni haber potenciado el turismo, Maragall contraatacó con cifras y acusó a Roca de ser un catastrofista y de no creer en las potencialidades de la ciudad ni en sus ciudadanos. Y a continuación hizo una nueva propuesta: abordar entre todos un pacto social que trascienda los límites de la ciudad de Barcelona y sirva para fomentar la actividad industrial y crear empleo en toda el área metropolitana. Es decir-, un pacto social metropolitano.

La polémica más viva giró en torno al metro. Roca acusó a Maragall de preocuparse tan sólo de llevarlo a Montjuic, y el alcalde recordó que la Generalitat no ha construido ni una sola nueva estación de metro en la ciudad en los últimos años y de boicotear el contrato programa del transporte público.

También. recordó que la Comunidad de Madrid paga 15 pesetas por cada billete de metro, mientras la Generalitat no paga nada, y que la resistencia a firmar el contrato programa ha impedido que al ciudad pudiera disponer de los 70.000 millones que tendrán que pagar la Administración autonómica y la central para afrontar el déficit del transporte.

De todas formas, Maragall se resistió a aceptar el papel de persona enfrentada a la Generalitat y recordó que los Juegos Olímpicos y otras iniciativas demostraban que Ayuntamiento y Gobierno catalán habían sabido trabajar juntos.

La Carta Municipal fue otro motivo de enfrentamiento. Maragall acusó a la Generalitat de haber obtaculizado su aprobación y Roca prometió que, si él mandaba, se aprobaría por consenso y no sólo por mayoría, pero rehuyó comprometerse a entrar en el consenso si queda en la oposición.

Maragall abrió y cerró el cara a cara con la afirmación de que el 28 de mayo los ciudadanos tienen la opción, que calificó de "trascendental", de decidirse entre una Barcelona confiada y segura de sí misma, motor de su propio desarrollo y abierta, o una Barcelona que se abandona, que tiene miedo de competir, que va a remolque, "una ciudad que se hace desde los despachos".

Roca, por su parte, puso el acento en que las transformaciones positivas de Barcelona se deben a los esfuerzos de todos -ciudadanos e instituciones- y no sólo a los del alcalde. El nacionalista, además, contrapuso a la visión optimista de la ciudad la existencia de insuficiencias y de angustias y preocupaciones de los ciudadanos.

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