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CAMBIO EN FRANCIA

Todas las miradas, fijas en Madelin

Enric González

Todas las miradas están puestas en Alain Madelin. El nuevo ministro de Economía y Finanzas, parisino, de 48 años, que estuvo próximo a la extrema derecha en su juventud y que en la actualidad es un ultraliberal, tendrá en sus manos las claves de la gestión gubernamental.El nuevo presidente, Jacques Chirac, prometió reducir simultáneamente los déficit públicos y las cargas fiscales sobre los salarios, habló de reducir los tipos de interés sin que el franco se depreciara frente al marco alemán, y dijo que crearía cientos de miles de empleos sin faltar a la ortodoxia financiera: Madelin deberá encargarse ahora de cuadrar el círculo.

Madelin, que fue ministro de Industria entre 1986 y 1988 y ministro de Empresas desde 1993 hasta ayer mismo, tendrá a su cargo el mayor departamento del nuevo Gabinete: el ex Ministerio de Presupuesto (Hacienda) se reduce a secretaría de Estado y queda técnicamente reabsorbido por Economía.

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El nuevo superministro intentará también, según declaraciones recientes, recuperar parte de la política monetaria, amparándose en que el Banco de Francia, independiente desde enero de 1994, sólo tiene competencias exclusivas sobre el poder adquisitivo interno del franco.

La fijación de paridades externas, asumida de forma tácita por la entidad emisora (durante los últimos meses, corresponde legalmente al Gobierno). Pesa una incógnita sobre Madelin: como vIcepresidente del Partido Republicano, puede verse implicado en el cada vez más avanzado sumario sobre financiación ilegal de dicha formación.

El Ministerio de Exteriores corresponderá a Hervé, de Charette, el político más fiel al expresidente Valéry Giscard d'Estaing y, por ello, toda una garantía de fidelidad al europeísmo. Interior es para Jean-Louis Debré, hijo de un ex primer ministro del presidente Charles de Gaulle, gaullista hasta la médula y hombre de la máxima confianza de Chirac.

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Pasqua pierde

Duro, campechano, perro de presa perfecto durante las campañas electorales, Debré no tendrá sin embargo todo el poder de que disponía Charles Pasqua, que paga con el ostracismo su apoyo a la fallida (pero inicialmente favorita) candidatura de Édouard Balladur: Infraestructuras y Distribución Territorial quedan desgajadas de Interior para erigirse en cartera aparte, asumida por otro gaullista fiel a Chirac, Bernard Pons.

El Ministerio de Defensa pasa de François Léotard, otra baja causada por el balladurismo, al giscardiano Charles Millon. El. nuevo ministro intentó ser candidato a la presidencia, pero se retiró a tiempo para adherirse a Chirac. La cartera, en la que hereda el candente problema de Bosnia-Herzegovina, es un premio a su visceral enemistad con Balladur.

El único ministro que repite puesto es el centrista François Bayrou, quien se mantiene en Educación y Enseñanza Superior. Se amplían sus competencias, sin embargo, a la Investigación, para compensarle por no haber obtenido Exteriores, su cartera soñada.

Bayrou, bearnés de 44 años, fue balladurista, pero en la misma noche de la primera vuelta supo maniobrar con habilidad y pegarse a los talones de Jacques Chirac.

Otro centrista igualmente balladurista e igualmente hábil, Philippe Douste-Blazy, de 42 años, portavoz y ministro de Sanidad en el anterior Gobierno, se hace con Cultura.

Jacques Toubon, de 54 años, asume la cartera de Justicia. Eterno jefe de gabinete de Jacques Chirac y gaullista veterano, aspiraba a heredar de su jefe la alcaldía de París. No ha podido ser, pero a cambio se le ha reconocido una cierta primacía moral sobre el resto del Gobierno (fue el primero en la lista de nombramientos) y se le ha concedido un puesto de gran importancia política: cuando concluya la instrucción de los sumarios sobre Financiación ilegal del gaullismo y los partidos giscardianos, se observará con mucha atención si los jueces pueden obrar con independencia o si desde el ministerio se entorpece su labor.

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