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El gurú que une a la derecha, de EE UU

Antonio Caño

La derecha norteamericana es un complicado puzzle integrado por cristianos integristas, think-tanks conservadores, políticos republicanos, el lobby (grupo de presión) de las armas de fuego, grupos antiabortistas y asociaciones contra los impuestos. Unir todas esas piezas para formar una sola alternativa política es el propósito de Grover Norquist, el gurú del neoconservadurismo de EE UU, uno de los cerebros ocultos de la revolución conducida por su amigo y confidente Newt Gingrich.El diario The Wall Street Journal le ha llamado "el Lenin del movimiento antiimpuestos", debido al tremendo impacto de la organización que Norquist creó en 1985, Americanos por la Reforma Fiscal. Con 60.000 miembros repartidos por todo el país, esa organización se ha convertido hoy en una enorme red de influencias políticas al servicio de los intereses conservadores. Literalmente, hay muy poco que un político republicano pueda hacer en EE UU sin Grover Norquist, y nada en su contra.

Entre las primeras decisiones que tomó Bob Dole tras anunciar su candidatura presidencial figura la de firmar ante Norquist y un fotógrafo un compromiso por escrito de oponerse en el futuro a cualquier subida de impuestos. Gingrich ha acudido varias veces en ayuda de Norquist para imponer la disciplina en las filas republicanas del Congreso. Norquist conoce los puntos vulnerables de los políticos, sabe de dónde proceden sus votos y cómo hacérselos ganar o perder. De esta manera, se ha convertido, con sólo 38 años, en un instrumento fundamental, no sólo para la plena toma del poder por parte de los republicanos, sino para la transformación profunda a la que aspira la nueva derecha norteamericana.

En una conversación con corresponsales europeos, Norquist promete: "Le vamos a hacer a la izquierda norteamericana en diez años lo que le hicimos a los rusos en 40. Les vamos a robar su justificación intelectual, les vamos a privar del sentimiento de que son invencibles, les vamos a quitar los fondos públicos de los que viven y se van a caer más contundentemente que la URSS".

Los principios sobre los que Norquist construye su alternativa esa "izquierda norteamericana, son tan elementales como los de Milicia Michigan: la absoluta oposición a cualquier forma de intervención del Estado en la vida los ciudadanos, ya sea mediante cobro de impuestos, el control de las armas o la orientación sexual".

"Los propietarios simplemente no quieren que les quiten su propiedad, los dueños de armas no quieren que les quiten sus armas, los padres no quieren que les repartan condones a sus hijos, los contribuyentes no quieren pagar impuestos. Lo que todos quieren es que les dejen en paz, que el Gobierno no les robe más, que no les presione más", explica Norquist que habla con aire académico luce una barbita bien recortada, probablemente dejada crecer para disimular su rostro infantil.

Los principales aliados de Norquist en su cruzada conservado son la Asociación Nacional del Rifle (NRA, en sus siglas en inglés), el poderoso lobby en defensa de las armas de fuego, y la Coalición Cristiana. "Si quieres que alguien sea elegido en este país, llama a Ralph Reed", dice Norquist sobre el director de la organización religiosa con más de millón medio de miembros, "él está organizado prácticamente en cada uno de los distritos electorales, él tiene gente auténtica, auténticos soldados".

Norquist cree que hablar una amenaza de violencia derechista en EE UU como consecuencia del atentado de Oklahoma es "una fantasía de Bill Clinton". "Clinton está tratando de retornar a 1963. Cuando mataron a Kennedy la izquierda denunció rápidamente el clima de odio impuesto por la derecha. Afortunadamente, después se comprobó que el que disparó era un comunista que había estado en Rusia".

Desconfiado de lo que llama

"la prensa del etablishment", Norquist distribuye su propio cassete titulado Comprendiendo la revolución, en el que explica "las dimensiones de la derrota demócrata en l994", y ha escrito un libro del que este mes se pondrá a la venta el primer millón de copias

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