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Tribuna:28 MAYOCONTRAPUNTO
Tribuna
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Al sur de Madrid

"Locoide" le llamaba ayer un columnista famoso por su egolatría y su mala leche. El columnista, probablemente, quería insultarle, pero, aplicado a Joaquín Leguina en esta campaña electoral, el calificativo de "locoide" puede ser todo un elogio. Lo mínimo que puede decirse del presidente de la Comunidad de Madrid es que es diferente. El cronista se remite, como siempre, a los hechos, a lo que vio ayer, el día en que murió Lola Flores.Flanqueado por líderes comarcales de UGT y CC OO, Leguina habló a un centenar largo de sindicalistas en la Casa de la Cultura de Getafe. No hizo chistes fáciles sobre Aznar, no evocó la guerra civil y el franquismo, no intentó asustar con lo de las pensiones.

Más sorprendente todavía, Leguina ni tan siquiera arrojo agua de rosas sobre los resultados, de su política en el sur de Madrid. Las estadísticas que demuestran que esta zona ha sufrido menos el proceso de desindustrialización, "no nos van a arreglar el cuerpo". La conversión de meras ciudades dormitorio en lugares que empiezan a tener rostro humano, "no es para arrojar las campanas al vuelo". La creación de la Universidad Carlos III, "no es el bálsamo de Fierabrás". Lo que ha hecho la Comunidad es "correcto, con cosas bien y cosas mal". Incluso al constatar que se está generando empleo y que eso va a seguir así "unos meses o unos años", Leguina les espetó a los sindicalistas: "No. creáis que van a volver solos los buenos tiempos del pleno empleo. Hay que pelear, y sobre todo pelear contra vosotros mismos, contra las viejas ideas. El reparto del trabajo va a ser inevitable".

Sería una pena que el electorado madrileño (3,7 millones en toda la Comunidad, de los cuales 2,4 millones en la capital) le diera al PSOE y al Gobierno de Felipe González una patada en el trasero de este hombre que ha luchado contra la burocracia socialista y ha denunciado sin pelos en la lengua la corrupción. Pero va a ser difícil que la ola general no arrastre a Leguina. En primer lugar, la fiebre política está en Madrid tres o cuatro grados por encima que en el resto de España. En segundo lugar, su oponente, Alberto Ruiz Gallardón, es uno de los candidatos del PP más atractivos para los sectores centristas. Y, por último, a diferencia de otros barones regionales, como Lerma -"soy un nacionalista valenciano"- o Bono -"yo le gané al Gobierno central la batalla de Cabañeros"-, Leguina todavía no ha introducido en su campaña el elemento del desmarque.

Leguina le dice al cronista que. está intentando hacer llegar un doble mensaje, pero que la algarabía general apaga su voz. Ahí va el primero: "El verdadero PSOE son esos miles de concejales, alcaldes y parlamentarios regionales que han hecho un trabajo duro, honrado, y a menudo excelente, a favor de sus municipios y comunidades. Lo terrible es que la gente cabreada, y con razón, con lo de Rubio, Roldán y compañía castigue en estas elecciones a esas personas, que es lo mejor que tiene el PSOE".

Éste es el segundo: "Para cuando culmine el cambio de ciclo político, la renovación del PSOE tendrá más fuerza sí gente como yo y algunos otros ocuparnos fuertes, posiciones institucionales".

Un cartel anuncia que, el próximo fin de semana, podrá verse en la Casa de la Cultura de Getafeé Majnún, loco de amor, un espectáculo basado en textos árabes. Leguina está loco de amor, de literatura y de política, lo cual es de agradecer.

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