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Los nuevos virus 'emergentes' someten a la humanidad a sus ataques esporádicos

El Ebola pertenece a los fidovirus que atacan en brotes epidémicos a la especia humana

Los virus están resultando el enemigo más difícil de combatir para la medicina de finales. de, siglo. El causante del sida parecía el último imbatible para el moderno arsenal terapéutico, pero el brote epidémico del Ebola surgido la pasada semana en Zaire recuerda que hay otros, los nuevos virus emergentes, poco conocidos y mucho más mortíferos, que aparecen y desaparecen como por arte de magia del mapa de la humanidad.Ebola pertenece a la familia de los filovirus, así bautizada por su forma de filamento, es letal en el 90% de los casos y se contagia, sobre todo contaco directo con sangre, con secreciones y con tejidos infectados, por lo que están expuestos a máximo riesgo el personal sanitario que atiende a los pacientes o analiza las muestras y las familias de los enfermos (aunque se conocen casos de transmisión de filovirus por propagación a través del aire).

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Hasta ahora, Ebola ha hecho apariciones esporádicas entre comunidades rurales de Africa y desde ellas a centros de salud locales que han actuado como difusores de la infección debido a las difíciles condiciones de higiene sanitaria. Los casos de infección fuera de estas zonas han sido contados y rastreados hasta algún episodio accidental de contacto. Los éxpertos, dada la experiencia. hasta ahora con los filóvirus, consideran que las probabilidades de epidemia masiva son escasas, pero si ocurre, afirman que puede ser horrible.

"La llamada familia de los filovirus es única entre los virus animales: no conocemos prácticamente nada de la historia natural y las estrategias de mantenimiento de sus miembros" comenta un equipo de especialsitas, liderados por C.J. Peters, en la monografía Virus Emergentes. "Sin embargo Marburg y Ebola son altamente patógenos para el hombre y capaces de transmisión epidémica", afirman.

En Alemania, en 1967

"No se conocen los mecanismos exactos por los que los filovirus causan una enfermedad tan grave, pero se sabe que produce una infección extensiva del hígado, los órganos linfáficos y los riñones", afirman C.J. Peters Y sus colegas. Es más, en los monos de experimentación se han identíficado virus en la células endoteliales del sistema vacular, lo que sugiere algún mecanismo que afecta a la coagulación observada en estos animales y en pacientes humanos.

Para los virólogos, las condiciones y brotes de infecciones provocadas por filovirus en humanos son tan esporádicas, y tan recientemente conocidas, que ha resultado difícil incluso estudiarlos a fondo. El primer filovirus conocido por los científicos, en 1967, fue el Marburg, así llamado porque en esa ciudad alemana fue identificado el agente de una epidemia letal de fiebres. virales hemorrágicas detectada en Marburg, Frankfort y Belgrado procedente de un cargamento de monos de laboratorio importado de Uganda. Murieron 25 de los 28 monos, pero las seis personas contagiadas (especialistas de laboratorio y -médicos) superaron la infección.

Once años transcurrieron hasta que aquel brote, hasta entonces una macabra curiosidad científica, volvió a llamar la atención de los virólogos: en 1976, un hombre procedente de Zimbabwe murió en Sudáfrica por Marburg, mientras que su acompañante y una enfermera resultaron contagiadas aunque no fallecieron. Un año más tarde, el segundo miembro de la familia de los filovírus hizo su aparición, el Ebola, en dos comunidades africanas de Sudan y Zaire. Aunque el estreno del ébola fue el más extenso hasta ahora, con 557 casos aislados, se han venido reseñando desde entonces casos cada pocos años.

La poco, frecuente aparición del Ebola, no ha permitido identificar claramente el origen geográfico de estos agentes aunque hasta ahora un rastro importante parecía apuntar hasta la región del monte Elgon en la frontera entre Kenia y Uganda. Tampoco se ha logrado identificar exactamente que especie animal es su despensa: aunque todas las evidencias epidemiológicas apuntan hacia monos, también se sospecha de murciélagos, arañas y roedores.

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