España intenta convencer a la UE de que ofrezca un gran acuerdo a Cuba
La diplomacia española ha empezado a sondear a sus socios comunitarios con la intención de proponer durante su presidencia de la Unión Europea (UE), en el segundo semestre de este año, un acuerdo de cooperación con Cuba, el único país latinoamericano y uno de los pocos del mundo que no ha establecido una relación institucional con Bruselas.
El ministro de Exteriores, Javier Solana, habló del terna el miércoles pasado en Nápoles con su homóloga italiana, Susana Agnelli, a la que encontró muy receptiva, y lo hará el 1 de junio con el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, que efectuará su primera visita de trabajo a España. "Con relación a Cuba, la sensibilidad de la UE es creciente, pero no me atrevería a decir si hay suficiente consenso para lanzar una iniciativa en los próximos meses", declaró Solana el jueves.
El jefe de la diplomacia española espera que, si Christopher se muestra comprensivo, los socios comunitarios más reacios —Holanda, Alemania y, sobre todo, el Reino Unido— den su visto bueno a la proposición. Manuel Marín, el vicepresidente español de la Comisión Europea, está, por su parte, deseoso de recibir un mandato para empezar a negociar con La Habana.
Las reservas de Londres resultan tanto más incomprensibles cuanto que en septiembre visitó La Habana el ministro británico de Comercio, lan Taylor, acompañado por un grupo de empresarios, a los que alentó a hacer negocios con la isla. Firmó con las autoridades cubanas un acuerdo de mutua protección y fomento de inversiones.
Para acabar de convencer a los Estados miembros de más reticentes, Solana desearía que el régimen cubano hiciese en las próximas semanas algún gesto en materia de derechos humanos, como excarcelar a varios presos políticos del millar que hay en la isla.
El ejemplo de Vietnam
El ejemplo en el que se inspira la diplomacia española es el de Vietnam, un país con el que la Comisión Europea negocia desde finales de 1993 un acuerdo que prevé la cooperación al desarrollo, pero también incluye una cláusula sobre derechos humanos. "Si EE UU, que estuvo en guerra con Vietnam, y sus amigos europeos no han puesto pegas para establecer tal acuerdo con Hanoi, no vemos por qué deberían oponerse a hacer otro tanto con La Habana, por muy cerca que esté de Florida", comenta un alto cargo de Exteriores.
Para atenuar el provecho que el régimen cubano podría intentar sacar del salto cualitativo que daría su relación con la UE, Exteriores y la Comisión creen que el acuerdo debería ir acompañado de "medidas positivas", como las que se pusieron en práctica en su día con la Suráfrica del apartheid, que consistieron, por ejemplo, en ayudar a las organizaciones antiapartheid.
Hasta ahora, la Comisión apenas tiene con tactos con Cuba, excepto a través de su agencia ECHO, que en 1994 le suministró 2.400 millones de pesetas en ayuda humanitaria y este año le entregará 3.200.
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