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LA BATALLA DE BALEARES

Una foto fija conservadora

El PP aspira a confirmar su hegemonía con una mayoría dominante

La radiografía política y electoral de las islas Baleares no se altera con los años: es una foto fija conservadora. El Partido Popular (PP) se dibuja como una estatua hegemónica que crece y recorta la talla de sus adversarios de la oposición, el PSOE y los nacionalistas del PSM (partidos socialistas de Mallorca y Menorca). Se intuye, pues, un combate desigual. El des-, pegue económico automático que impulsa la revolución del turismo balear cuaja el tradicional componente moderado de una sociedad insular desvertebrada. El PSOE pretende debelar al Gobierno popular y administra su declive intentando retener el control de algunos potentes ayuntamientos costeros de población esencialmente inmigrante.

La mitad del electorado está casado con el poder de la - derecha, y la izquierda siente un creciente desamor. La situación sociopolítica responde a una herencia reciente, de circunstancias complejas, en plena democracia. El PP ha rejuvenecido sus filas, pero abraza también estilos muy tradicionales y gente dura. En algunos pueblos no todo el mundo acude a los mítines- públicos sin temor a ser señalado, y la confección de candidaturas es trabajo secreto para evitar la compra de candidatos posibles. La izquierda y el centro nacionalista denuncian métodos del pasado. En Baleares por ejemplo, actualmente no hay ni un concejal, un solo diputado comunista, o de Izquierda Unida.

El presidente regional y líder del PP, Gabriel Cañellas, se encaramó al poder autonómico en 1983 gracias a un pacto impuesto en Madrid por los grandes banqueros mallorquines, los March. Entonces Cañellas no tuvo mayoría absoluta, pero bloqueó el paso a la izquierda moderada en la primera y determinante presidencia balear representada por el socialdemócrata y autonomista Félix Pons, del PSOE,. actual presidente de las Cortes. Aquella herida aún no ha sido restañada.

Desde entonces, el presidente Cañellas está obsesionado con llegar a actuar siempre con las manos libres, en hacerse con todos los resortes de la realidad social y con la mayoría dominante en todas las instituciones. Agricultor vocacional, día y noche está laborando, en campaña. Viaja por las islas, en permanente peregrinación populista, por pueblos y barrios, cultivando votos entre ancianos, inmigrantes, empresarios y gente de la payesía. Cena tras cena, una inauguración tras otra, reparte subvenciones y ayudas oficiales. Así, y con poco Gobierno y sin intervencionismo, la comunidad se mantiene y el PP aumenta su peso.

Los socialistas -débiles de estructura y con facciones internas- han intentado simular el método personalista de Cañellas, pero a la vez han cambiado cuatro veces de candidato autonómico y algunas más de táctica. Hurgan entre las corruptelas populares destapan escándalos económicas y urbanísticos que no se traduce en votos en las elecciones. El caza de candidatura del PSOE, Francesc Triay, un ingeniero frío duro, ya se enfrentó en 1987 a estatua conservadora. Los viente actuales despeinan a los socialistas. Intentan un discurso radical pero a la vez deben actuar de p talla del Gobierno central, cuyos ministros acuden a Baleares oleada cada fin de semana.

Cañellas está impasible en la región que primero y con mayor asistencia ha sido de derechas en España del PSOE. Dos formaciones autóctonas están al lado del : PAÍS y UM, que despliegan versiones publicitarias desproporcionadas con su peso político e infraestructura. Los primeros dirigen su discurso extremista tras liarse en las pasadas europeas en CiU, de Jordi Pujol. Buscan upar parte del centro-derecha sociológico, al igual que UM, que o logra meter una cuña definida

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el costado popular.

En la actualidad, los portavoces del PP se perfilan verbalmente nacionalistas, victimistas ente a Madrid, reclamando privilegios fiscales. Son los mismos que se habían opuesto al estatuto e autonomía que institucionalizó comunidad balear. Discordante en la doctrina ética que propugna José María Aznar, Cañellas se a apoyado en dos legislaturas en os diputados tránsfugas. En 1989 buscó el pacto de un fugado del quinto CDS. Ahora concluye su mandato aliado con un traidor a los socialistas. El motivo de estos acuerdos fue que Cañellas perdió, por dos veces la confianza de sus ocios regionalistas de UM.

Mayoría dominante

La meta para el PP ante este paisaje es obtener "una mayoría dominante". Reafirmar su poderío en todas las islas y ámbitos, en el parlamento regional, en los consejos insulares y en los casi setenta ayuntamientos de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera.

La capital balear es el escenario de un enfrentamiento desigual. Toda la oposición espera, unida, abrir una zanja y frenar una nueva mayoría del PP. Palma de Mallorca acoge la mitad de la población de los 600.000 habitantes de la isla y es la bandera más reciente que ondea en la nave conservadora. Pero los primeros cuatro años de gobierno del PP -tras 12 de control del PSOE- han sido un periodo complicado. El alcalde y candidato conservador Juan Fageda ha visto comprometida su carrera por ser un constructor vinculado a un polémico negocio fallido, el lujoso cementerio privado Bon Sossec.

El nuevo cementerio surgió para comerse el mercado del tanatorio público municipal, ya colapsado. La esposa de Fageda fue socia promotora de Bon Sossec, y el alcalde de patrimonio declarado modesto, 40 millones- arrastraba hace medio año una deuda de más de 800 millones por obras en el mismo. Ello le obliga a una sangría financiera en intereses para frenar hipotecas y embargos de los bancos. Así las cosas, el PP ha paralizado la venta de la mitad de la empresa del cementerio de Palma porque esta operación podía favorecer una salida indirecta al fiasco de Bon Sossec y aliviar las cuentas de Fageda.

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