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"Balseros" de ida y vuelta

Odisea de 13 cubanos deportados a su país a bordo de un navío de EE UU

"Yo nunca pensé volver a Cuba en un barco norteamericano", dijo Carlos Torres momentos antes de subir al autobús que le condujo de regreso a su casa en Santa Cruz del Sur, en la provincia de Camagüey. Aún tenía la voz entrecortada y no había asimilado lo ocurrido. Carlos salió de la costa sur de la isla el 18 de abril junto a un grupo de 12 amigos con el propósito de llegar a las islas Caimán. Pensaba que desde allí podría entrar en Estados Unidos sin necesidad de pasar por el calvario de Guantánamo, pero las cosas salieron mal desde el inicio.Al principio todo era ilusión. Las dos balsas que llevaban iban bien avitualladas y el pulso al reinar era firme. Sin embargo, enseguida sobre las aguas del Caribe empezó a soplar una brisa fuerte que pronto se transformó en una marejada que les hizo perder el rumbo y derivar hacia Jamaica. A los 14 días, cuando ya casi se les había acabado el agua y la comida y sufrían una fuerte insolación, apareció en el mar el Mayesty of the Sea, un crucero de lujo que recorría el Caribe y cuyo último puerto era Miami.

"Creímos que habíamos conseguido nuestro objetivo. En ese momento no sabíamos que Cuba y EE UU habían acordado deportar a todos los balseros", afirma Lázaro Álvarez Rodríguez, un joven de 33 años que ha intentado cuatro veces huir de Cuba. "Las tres primeras fui capturado por tropas cubanas, y esta vez, por los norteamericanos". Lázaro recuerda que cuando estaban en el barco recibieron una llamada de alguien de la Fundación Nacional Cubanoamericana de Jorge Más Canosa, quien les dijo que no se preocupasen, ellos les pondrían abogados y que no permitirían que fuesen deportados. Todo empezó a oler muy mal.

El sábado 6 de mayo, tres días después de ser rescatados, el guardacostas Durable recogió a los 13 balseros antes de que el Mayesty pusiese proa a Miami, y tres días más tarde les entregó a las autoridades cubanas en un puerto de Pinar del Río.

Por el centro de tránsito por donde entraron los 13 balseros deportados el martes ya han pasado entre 500 y 600 refugiados de Guantánamo, quienes decidieron volver a sus casas antes de la firma del acuerdo del 2 de mayo. El coronel Roberto Rabeiro, jefe del centro, asegura que está preparado para recibira los nuevos repatriados. "Hay que aplicar el acuerdo para frenar esta tragedia", dijo.

Mientras Washington determina qué hacer, los exiliados más extremistas de La Florida han declarado la guerra a Clinton. Augusto Ochoa, otro de los balseros deportados, no quiere ser utilizado por nadie. "Ya he abusado demasiado de mi suerte", afirmó antes de subir a la guagua que le llevó de regreso a casa.

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