_
_
_
_
Entrevista:

"Ya hemos ganado en la recomposición de la izquierda francesa"

Xavier Vidal-Folch

ENVIADO ESPECIAL Martine Aubry, hija de Jacques Delors, ex ministra de Trabajo, está convencida -dice en esta entrevista realizada en Lille al cierre de la campaña- de que, en cualquier caso, la elección ha sido ya un éxito de credibilidad y recupeación política de la gauche.

Pregunta. ¿Realmente quieren ganar? Han insistido en la "segunda sorpresa", parece como si no se lo creen.

Respuesta. Ninguna duda. Al principio había escepticismo sore la posibilidad de remontar el acaso de 1993 y las catastróficas europeas de 1994, en que bajamos al 14,9%. Ganar era casi impensable. La primera vuelta fue una sorpresa. Pero no hay duda sobre la voluntad.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

P. _Jospin era un coche a diesel. Tardó en prender.

Más información
Francia elige hoy a su presidente de fin de siglo

R. Es verdad que empezamos más tarde que los demás. Necesitamos un mes para redactar el programa, porque quisimos una campaña seria, no a base de cuatro eslóganes. Teníamos que explicar la crisis moral, institucional y social. Y detallar en qué habíamos acertado y por qué habíamos fracasado en ciertos ámbitos. Para recuperar credibilidad, la izquierda debía hacer ese trabajo, sólido y no demagógico.

P. Se verá en las urnas.

R. Ya se ve. Los ciudadanos quieren que Francia avance no sólo por arriba, mediante leyes, sino poniéndose en movimiento. Y que se les diga la verdad. Por eso no lo prometimos todo: propusimos prioridades, y detallado cómo se financiarían. Era más difícil, por la tradición de adular al ciudadano. Y los candidatos de la derecha coparon la escena.

Los periodistas, se interesaban más en las maldades que se lanzaban Balladur y Chirac. Nos costó atravesar los insultos y hacernos oír.P. Sorprende que Jospin, un hombre del aparato, siete años primer secretario del PS, sea hoy el símbolo de la renovación.

R. Pero en los dos últimos se distanció, anunció incluso que abandonaba la política. Eso le ha permitido reflexionar.P. Catorce años de mitterrandismo pesan.R. No creo que la gente comparta esa idea. Ese es el argumento de la derecha. Desde hace dos años Mitterrand está muy enfermo, por lo que el Gobierno ha concentrado la atención de la opinión. Es falso que estemos bajo un reinado socialista. Las regiones, los departamentos, el Senado, la Asamblea, el Gobierno son de derechas. Además, en estos dos años hemos reconocido nuestros errores y vuelto a trabajar sobre el terreno, escuchando a la gente, experimentando nuevas soluciones, una nueva forma de hacer política. Y eso nos ha empezado a devolver credibilidad. El fracaso de Balladur era lógico. El paro ha crecido un 35% en 1994. Recortó los programas sociales.

P. Si pierde Jospin...

R. Aunque perdamos, habremos avanzado espectacularmente, habremos ganado años en la recomposición de la izquierda. Lo que más me impresiona de la campaña es el retorno de los jóvenes. La dinámica imprimida por gentes, no siempre socialistas, imbuidos de los valores de la izquierda: libertad -algo importante frente a las leyes Pasqua-, justicia y solidaridad. Estoy convencida de que una mayoría de franceses comparte estos valores.

P. Una presidencia Jospin sería compleja, debería convocar elecciones legislativas.

R. No imagino que si los franceses le eligen le nieguen luego los medios para desarrollar su programa. Será difícil, pero lo lógico sería disponer de una mayoría, al menos relativa.

P. En todo caso el Presidente será débil.

R. Deberá demostrar que representa a todos los franceses, no sólo a sus electores. Jospin quiere ser un "presidente-ciudadano", resolver los problemas sin clientelismo.

P. Si pierde, ¿seguirá asumiendo Jospin la responsabilidad que ha tomado en la renovación de la izquierda?

R. Evidentemente. Continuaremos. Si, logramos el 46% o el 47% de los votos, habrá sido algo inimaginable hace un año. E indicará que la opción tomada era la buena.

P. Si gana y le pide que sea su primera ministra, ¿le traicionará?

R. Pregunta malvada. Lo sé pero no le contesto. Éste asunto no se planteará hasta que ganemos.

P. ¿Pero es capaz de traicionar a los amigos?

R. Ataque innoble. Corra, que pierde el tren.

"Hasta las empresas exigen más consumo"

Pregunta. ¿Cómo aumentar el empleo subiendo los salarios, como proponen?

Respuesta. La participación de los salarios en el incremento del PIB ha bajado un 10%, sus costes indirectos han aumentado un 4%, y los márgenes de las empresas se han restablecido: la tasa de autofinanciación es del 130%. Ahora, las empresas no necesitan dinero, sino clientes, consumidores. Incluso la patronal defiende que el consumo interno tire de la demanda y ésta no dependa sólo de la exportación. Nuestro problema hoy no es la competitividad. En los cinco últimos años, el aumento del poder adquisitivo ha oscilado entre el cero y el 1%, mientras que las rentas del capital han crecido un 7%. Luego, convergen las razones de justicia y de necesidad económica.

P. Para crear empleo pretenden pasar de 39 a 37 las horas laborables sin reducir salarios en igual medida. ¿Quién lo paga?

R. No se bajarán los salarios hoy, pero se podrán aceptar aumentos menores para el futuro. Otra parte la aportarán las empresas, con aumentos de productividad. Y otra el Estado, con 5.000 millones de francos anuales para las empresas que aceleren la reducción horaria..

P. Se declaran socialdemócratas, cuando los nórdicos adaptan el Estado de bienestar. Ellos vuelven, ustedes van.

R. Lo que más me interesa es su modelo de sociedad, la mediación entre ciudadanos y Estado a través del asociacionismo. Debemos revisar la idea de la asistencia, eso de que al Estado le basta coger de los ricos para dárselo a los pobres. Hay que pasar de una sociedad asistida a una sociedad responsable. Tanto o más que subsidiar a los que están en dificultades -los parados-, debemos resolver los problemas estructurales: Educación para actuar en barrios difíciles, acceso a la Sanidad, a la vivienda social.

P. ¿Por qué Europa ha estado tan ausente de la campaña?

R. Una lástima. Ya costó discutir los problemas internos, más con los europeos. Y es una paradoja en una elección a presidente, entre cuyas competencias destacan las internacionales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_