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Clinton confía en arrancar a Yeltsin la cancelación de la asistencia nuclear a lrán

Antonio Caño

La Administración norteamericana confía en que Rusia cancelará su contrato de asistencia nuclear a Irán, o al menos suspenderá las ventas del material más delicado, como resultado de la cumbre entre Borís Yeltsin. y Bill. Clinton la próxima semana en Moscú. Pero, incluso aunque se llegue a un acuerdo sobre ese asunto, la séptima cumbre entre los dos presidentes se anticipa llena de diferencias y tensiones.

Funcionarios norteamericanos comentaron ayer que Clinton entregará a Yeltsin pruebas suficientes para convencerle del peligro que significa poner en manos iraníes tecnología nuclear, y manifestaron su esperanza en que el presidente ruso responderá positivamente. Washington cree que Moscú accederá como mínimo a cortar el suministro de cierto material con el que Irán podría construir bombas atómicas.

[Desde Moscú, el asesor de Yeltsin para asuntos internacionales, Dimitri Riukirov, reconoció que Rusia está dispuesta a escuchar con detalle todas las objeci9nes de EE UU a la operación con Irán durante la próxima semana. "Dejemos que los presidentes discutan estos asuntos entre ellos", aseguró Riukirov, informa Reuier.]

Las esperanzas norteamericanas de alcanzar un acuerdo sobre ese punto están claramente condicionadas a la relación personal que establezcan Yeltsin y Clinton en la cumbre que comienza el miércoles. "El presidente Yeltsin se ha reservado muchas de las principales decisiones de la cumbre", dijo el jueves el secretario de Estado, Warren Christopher, en una conferencia de prensa.

Esa relación personal se ve ahora afectada por el deterioro del clima general entre los dos países. Tanto Yeltsin como Clinton están fuertemente presionados por sus respectivos Parlamentos conservadores, que quieren enfriar el tono de las relaciones bilaterales y que defienden posiciones antagónicas.

Eso deja muy poco espacio para el acuerdo en los principales asuntos de la cumbre: seguridad europea, Bosnia-Herzegovina, Chechenia y armas nucleares. En cuanto al primero, Clinton está presionado por el Congreso para acelerar la ampliación de la OTAN a los ex miembros del Pacto de Varsovia , mientras que Yeltsin ya advirtió en el pasado que la extensión del sistema de seguridad europea significaría pasar de- la guerra fría a la paz fría.

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Sobre Bosnia, las diferencias entre Moscú, aliado de los serbios, y Washington, aliado (le los musulmanes, son tales que funcionarios norteamericanos han advertido que ni siquiera buscarán un acuerdo sobre cómo actuar en ese conflicto.

La intervención militar de Rusia en Chechenia, que incluso estuvo a punto de abortar esta cumbre, será ampliamente discutida en Moscú. EE UU asegura que seguirá el trato a los derechos humanos en ese territorio porque de ello dependerá en gran parte la aceptación de Rusia en las instituciones occidentales.

Hablar de armas

Más compleja aún puede ser la negociación sobre el tratado START II, que pretende eliminar tres cuartas partes de los arsenales nucleares de ambos países. El acuerdo fue firmado por George Bush y Yeltsin en enero de 1993. Clinton y Yeltsin decidieron ratificarlo el año pasado en esta reunión de Moscú. Pero desde entonces las posiciones han cambiado, el Parlamento ruso cree que ese acuerdo trata de sacar ventaja de la debilidad de Rusia y el Congreso norteamericano es reacio también a nuevas reducciones.

Clinton no puede permitirse, sin embargo, que la cumbre sea un completo desastre. Si Yeltsin no cede lo más mínimo en el problema de Irán, que ha sido presentado como un asunto capital, el presidente norteamericano no tendrá más remedio que admitir el fracaso, y la relación entre ambos países entrará en una fase muy difícil. Pero si hay algún avance respecto a Irán, EE UU tratará de inaugurar en esta cumbre una nueva política hacia Rusia que está definida como "compromiso praginático".

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