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"Quiero que el doctor me escuche"

Los pacientes valoran prioritariamente el trato humano de su médico de cabecera

"Bueno, ¿qué tal andamos, Ana?". La mujer, de 68 años, se acomoda con dificultad, ayudándose con un bastón. "Qué quiere que le diga, don Alejandro..., estoy muy sola. Tengo una depresión muy grande.. -. ".Ana se pasa un pañuelo por sus ojos acuosos. La anciana ha acudido a la consulta de su médico de cabecera, en un centro de salud de la madrileña localidad de Parla, para hacerse, como cada mes, un control de la tensión. Es hipertensa y tiene además una inflamación en las piernas provocada por un pequeño problema de circulación. Pero a Ana sus pequeños achaques no le importan demasiado. Enviudó hace pocos meses y lo que quiere contarle a "su" médico es que se siente muy sola y que no tiene ganas de vivir. "Ay, don Alejandro, yo lo único que quiero es marcharme para allá...", musita.

Cuando hace un tiempo tuvo que cambiarse de centro, ella pidió seguir con "don Alejandro". "Yo lo único que pido es que ya que estarnos enfermos nos traten con humanidad", explica. "La otra médica que teníamos antes ni siquiera se preocupaba de tomarle la tensión a mi marido", dice.

El joven treinteañero que entra tras ella en la consulta apenas ha acudido al médico en su vida, pero también decidió cambiarse de centro porque no estaba contento con el facultativo que tenía asignado. "Si tu médico de cabecera funciona es un alivio porque en el hospital nunca se sabe. Aunque estés poco tiempo, se nota cuándo se están interesando de verdad por ti", argumenta. Fuera, la veintena de pacientes que espera coincide en su mayoría con el joven y la anciana: masificación, desesperantes listas de espera y un trato demasiado frío son las quejas constantes en cuanto hablan de la atención especializada en comparación con la primaria.

Para muchos, la disyuntiva está clara: o el médico de cabecera o las urgencias. "Yo lo que quiero es que el médico me escuche cuando le hablo", dice una mujer de unos 40 años que ha venido a ver si el médico le receta "algo para los nervios". "Es que tuve un problema en otro ambulatorio y desde entonces estoy muy nerviosa", dice. "Mi niña tuvo unas úlceras, pero la pediatra se empeñaba en que sólo eran anginas, hasta que, gracias a Dios, me decidí a llevarla a urgencias".

"Una de las cosas que más sorprende a los pacientes es que tú les pidas que vuelvan para seguir su caso", afirma Alejandro Tejedor, coordinador del centro de salud Pintores, en Parla, el primer equipo que se formó en la Comunidad de Madrid hace más de 10 años.

"Muchos siguen pensando que el médico de cabecera es sólo un eslabón para el especialista, casi un trámite, pero cada vez son más conscientes de que debe ser algo más". Un amigo, alguien de la familia, el médico al estilo del pueblo, que no necesita mirar tu historial para acordarse de ti, y al mismo tiempo con una mejor formación que los de antes, que no sólo te dé conversación", según explica en la sala de espera de un centro de salud de Tetuán Maribel, una secretaria de 35 años.

"Ese trato continuado y cordial es posible sobre todo en los equipos que llevan más tiempo funcionando", afirma Enrique Fernández Riosalido, coordinador del equipo de este mismo centro madrileño. "Sobre todo, las personas de un nivel social más bajo es lo que más valoran como también el que puedan ser atendidos aunque se presenten fuera de hora, y a pesar de que luego cueste más que sigan algunas recomendaciones. Cuanto mayor es el nivel cultural, lo que más suele preocupar a los pacientes es que se les pidan todas las pruebas que ellos consideran necesarias", indica.

Siete minutos

Las reclamaciones de los pacientes se producen sobre todo por razones administrativas: mala organización de la cita previa, confusiones o explicaciones insuficientes. La idea del trato humano está muy relacionada para la mayoría con el tiempo que les dedica el médico. En las visitas no programadas debe ser como mínimo de siete minutos, cifra que sólo el 42% considera suficiente, según la encuesta del Insalud del pasado mes de noviembre.Casi el 87% de los pacientes, sin embargo, afirma que su médico no tiene prisa cuando le atiende y se muestran satisfechos con el tiempo que les dedica. La satisfacción es menor con los tiempos de espera: el 70% considera aceptable un máximo de 15 minutos, pero el 45% afirma tener que esperar bastante o mucho para consulta. "Es difícil evitar demoras de al menos media hora, cuando la media diaria es de 35 pacientes", explica Alejandro Tejedor. "Este es uno de los retos más importantes en atención primaria: captar correctamente a los pacientes y distribuir bien los bloques de consultas programadas".

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