El lugar del crimen
Los energúmenos asesinos han vuelto al lugar de su crimen, como psicológicamente les sucede a todos los que sin principios humanos mantienen atormentadas sus conciencias ante hechos horrendos. Profanando la tumba de Gregorio Ordóñez buscan quizá dar sentido a su enloquecida conciencia, que les quemará las entrañas.Les valdría más expresar su arrepentimiento entregándose a la clemencia cívica y, desde el confinamiento, recluidos en la justicia y no en la sinrazón, reciclar sus entrañas para preocuparse sinceramente por la riqueza cultural de su autonomía, a la que están enterrando bajo una losa de cal. Más les valdría a los asesinos de la convivencia dejar de profanar las tumbas de sus víctimas y cubrirlas con las flores de la paz.-
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