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Los cocaleros añoran la planta del diablo

Bolivia vive en estado de sitio tras loschoques entre campesinos y policías para erradicar los cultivos de coca

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIALEl manco Casiano Vidal, lisiado en la diestra cuando pescaba con dinamita en un afluente del Amazonas, masca coca en el levantisco trópico boliviano medio milenio después de que Diego Robles llegara a la conclusión de que la planta fue inventada por el diablo para destruir a la población nativa. "La hojita nos da cuatro cosechas al año, lo demás sólo una", dice. en su campo del inmenso Chapare, en las orillas de los grandes ríos, caminos naturales hacia el Oriente. La empobrecida Bolivia dos veces más extensa que España y con siete millones de habitantes, vive en estado de sitio, centrifugada por el narcotráfico, acogotada por Trotski y el neoliberalismo, y arde en las trochas y caminos donde cocaleros y policía antidrogas chocan con explosivos, balines y flechas. Cediendo al. apremio gubernativo, Casiano y otros pequeños campesinos erradicaron 600 hectáreas de los sembradíos maldecidos. "Voy a plantar piña y palmitos, pero no sé cómo se darán".

Los agricultores que se acogieron al programa de cultivos alternativos, promovido por la Administración para cumplir con los plazos de erradicación establecidos por Estados Unidos, aceptaron bajo presión o necesidad, y parecen añorar la mayor rentabilidad de la coca, de cuya venta viven más de 200.000 personas. Algunos que fracasaron mendigan en Cochabamba. Quienes lo rechazaron por considerarlo poco fiable o ruinoso se enfrentan a las tropas y vigilan junto a las parcelas temiendo la irrupción del Ejército y la expulsión a palos. Especialmente reacios son los miles de colonos llegados a esta parte de la Amazonia cuando la apertura económica de 1985 llevó al cierre de las minas y al despido de 23.000 de los 27.000. mineros empleados por el Estado. "Ahorita ya no tengo nada que perder. Aquí o la muerte", advertía un desesperado.

Amenazas de EE UU

Estados Unidos, que cita a Bolivia como el segundo productor de hoja de coca, advirtió a su Gobierno que retirará toda su asistencia económica, decisiva en el presupuesto del invertebrado país andino, si no actúa con decisión contra el narcotráfico y no erradica para junio 1.750 hectáreas de cultivos del arbusto. Sus hojas no sólo, son maceradas por los carteles, también las compra Coca Cola, -las mezcla la industria farmacéutica norteamericana y son tan sagradas como la hostia para algunos de los indígenas aymaras y quechuas que el conquistador Américo Vespucio encontró en 1504 muy feos y masticando hierbas verdes como animales. "Los gringos violaron la coca, que es una hoja bendita. Los bolivianos no sabíamos cómo hacer la cocaína". Secundino López, de 65 años, chaparro, ocho hijos y otros tantos nietos, vive a 700 kilómetros de La Paz y desde hace cuatro décadas carga a lomo por las veredas de esta fronda abigarrada y verde que corta el río Espíritu Santo e inundan las lluvias torrenciales. Masca cuatro veces al día, y el bolo del alba es casi como un huevo. "Me quita la sed, el hambre y los malos pensamientos. ¿Y cómo yo no me he vuelto vicioso como ellos y trabajo harto? En Estados Unidos no se castiga. Los llevan a un sanatorio, los sanan y otra vez vuelven, pues son viciosos". En las lindes de algunos, cocales, hombres y mujeres pisan sobre sábanas las hojas que venderán para mascar y preparan los cargamentos mayoristas. Dependiendo del momento, sus ingresos son superiores a la media nacional -900 dólares (110.000 pesetas) anuales-, pero no les permiten grandes dispendios.

Casiano Vidal y Secundino López sospechan que sin puentes, caminos y mercados para los nuevos cultivos la reconversión agrícola, a 2.000 dólares por hectárea erradicada, no es viable porque los cítricos, la piña, el arroz, el café o la yuca obligan a transportes y atenciones no requeridos por las plantaciones de coca, maduradas con el agua de lluvia y de fácil cosecha, "Yo me he caído de la canoa cruzando el Espíritu Santo. Todos los años muere gente en este río por los golpes del agua". Secundino vende la planta a quien se la pida. "Vienen hasta la casa". "¿Los narcotraficantes?". "Eso no sé. Usted viene y me dice 'véndame', y yo le vendo. Le vendo a cualquier persona". Los campesinos del Chapare deben entregar su producción a los' centros legalizados de acopio, mercados primarios, a cargo de la Dirección Nacional de la Coca (Dinaco). La realidad demuestra que intermediarios de los narcotraficantes compran a domicilio, pagan más y se llevan el grueso de los cargamentos, almacenado hasta su conversión en pasta y cocaína, a 400 pesetas el gramo en La Paz y a más de 10.000 pesetas en Madrid.

El ministro del Gobierno, Carlos Sánchez de Berzáin, asegura a este diario que el programa de cultivo alternativo es voluntario y que los campesinos "saben bien que la coca excedentaria se convierte en cocaína" . Agustín Martínez, de 29 años, amargado, niega. que la suya tenga ese destino, pero ha decidido vender y emigrar a Cochabamba, a 200 kilómetros. "El Gobierno esta presionando mucho. Ya no puedo trabajar con tranquilidad. A uno lo apalea la policía sin motivo. A veces vende uno su coquita y piensan que es para el narcotráfico. Y te quitan la platita. Otros compañeros sí que han hecho mucha plata".

El profesor universitario Ricardo Rada Laguna lamenta que el dinero sucio haya quebrado el espinazo moral de una nación con tres médicos por cada. 10.000 habitantes y el 13% de mortalidad infantil en sus áreas rurales, donde habita el 60% de, la población. "Mis alumnos en la universidad me han planteado: '¿vale la pena sacrificarnos cinco o seis años, si en una movida dentro de este negocio podemos hacer una verdadera fórtuna?'. "Los hijos no son ingenuos", agrega, "porque nadie aparece de la noche a la mañana con un millón de dólares o con tres Mercedes. Pero ¿a qué costa? A costa de que el padre pierda toda su autoridad moral".

Las hojas deben desaparecer del Chapare

Atrapado, el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada depende del apoyo financiero norteamericano para llevar adelante su programa de gobierno y de la pacificación de los cocaleros para poder aplicarlo. La Central Obrera Boliviana(COB) protestó contra el plan de cultivos alternativo, y el embajador estadounidense en La Paz, Curtis Kahman, anunció que, Bolivia recibirá este año 87 millones de dólares (10.700 millones de pesetas), 47 millones menos que los calculados por fuentes bolivianas el pasado año como monto global de la asistencia norteamericana. La documentación diplomática estadounidense destaca que Ja cocaína consumida en EE UU es elaborada en su mayor parte con materia prima de Bolivia, y que el cultivo. de la hoja habría aumentado de 45.5CO hectáreas en enero de 1992 a 47.000 a fínales de 1993 y a 48.000 actualmente. Estados Unidos, en cifras criticadas, calcula que únicamente se necesitan 12.00,0 para atender las ventas legales. El resto, en el Chapare, debe ser destruido. El plan gubernamental establece la erradicación de 5.400 hectáreas en lo que queda de 1995, pero puede ocurrir como años atrás: desde 1987 se han eliminado 26.000 hectáreas, pero los cultivos se han incrementado al aumentar la demanda de cocaína en el mundo. Y el arzobispo de La Paz, Luis Sáenz Hinojosa, se pregunta: "¿Antes de erradicar la hoja de coca por qué no erradicar la pobreza?".

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