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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

'Libanizar' el planeta

LA VIDA cotidiana en las urbes norteamericanas ya es, de suyo, muy violenta. La criminalidad en aumento y la degradación del tejido social componen un cuadro de desarticulación de la convivencia ciudadana. Pero, hasta fecha reciente, un luctuoso fenómeno que atemoriza a una parte del mundo desarrollado no figuraba en su paisaje de preocupaciones inmediatas: el terrorismo.El espantoso crimen de Oklahoma, en el que el número de muertos por el atentado con explosivos contra un edificio del Gobierno puede acercarse a los dos centenares, y que ha ocurrido a los dos años de una acción similar contra las Torres Gemelas de Nueva York, indica que EE UU ha entrado de la forma más brutal en la larga lista de Estados azotados por el terrorismo. Washington había podido contemplar hasta ahora con una cierta distancia, por ejemplo, el crecimiento de los integrismos islámicos que siembra la muerte a su alrededor, porque afectaba sólo a los Estados europeos más vinculados a la crisis de Oriente Próximo. No había faltado, por ello, quien sostuviera que la diplomacia norteamericana, con su habilidad para redactar listas de países que presuntamente apoyan el terrorismo, y de engrosar o rebajar esa nómina, podía haber obtenido seguridades contra la exportación de esa actividad criminal a su país.

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La destrucción, por otra parte, del eje de enfrentamiento planetario entre EE UU y la URSS se salda hoy con una terrible globalización de los problemas internacionales. De, un lado, asistimos a una democratización de los conflictos, en el sentido de que cualquier colectividad, grupo, religión o bandería, no ya sólo los Estados, trata de combatir sus supuestos agravios llamando la atención del mundo entero con la violencia más indiscriminada. Es la propaganda por el acto, como la llamaban los terroristas del populismo ruso a fines del siglo pasado. De otro, es el mundo entero el que parece haberse convertido en un eventual campo de batalla una vez que el enfrentamiento entre los dos grandes bloques ha dejado paso a una lluvia de conflictos regionales. Es la libanización terrorista del planeta.

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Todo ello pone de relieve la necesidad de combatir el terrorismo mundial, mundialmente; es decir, respondiendo a la desarticulación del tejido internacional con un contramovimiento de integración de ese tejido, puesto que el problema no es ya estatal, sino que afecta a todo el mundo. Así, la respuesta ha de buscarse en el plano de la colaboración entre los Estados deseosos de preservar un campo de interacción pacífico y próspero para todos los pueblos de la Tierra.

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