¿El último radical español?

Mi primo Jaume Fuster, de y en Palma de Mallorca, casado, tres hijos, del comercio, me viene diciendo que su espacio preferente en EL PAÍS es 'Visto / Oido', lo que para mí -¿para H. Tecglen?- es muy relevante.¡Qué mal lleváis los progres de Madrid, las docenas que quedáis, esto de ser-vivir en Madrid! Desde que os trato -1957- ha sido más o menos así. Esto de estar, para mí inextricablemente, en la capital oficial con amplísimo sector público -fomentado por el franquismo centralista- lo lleváis fatal, a nivel consciente y en vuestra relación con periféricos. Pero en gran medida venís de este mundo y en buena medida habéis venido gozando-disfrutando de éste (rentas de situación clarísimas que puedo, detallar con precisión). Y, después, el gran sector privado en Madrid, íntimamente relacionado con el anterior; no acabáis de asimilarlo y explicarlo bien.

Vamos, que de alguna manera negáis origen y contexto: siempre hay en vuestros argumentos defensivos una salida de preferencia a "una población madrileña a la que todo este, desarrollo ha molestado más que beneficiado" (capital en Valladolid, que los pucelanos agradecerían); difícil acotación, en verdad. O aquella alusión a que "aquí casi no hay nadie de Madrid", hecha compatible con el diagnóstico cultural de que "aquí casi todo el mundo se siente de Madrid".

Vamos, varones y, féminas, que estáis hechos un lío también a nivel de intelectuales. La relación entre Madrid y Castilla, ¡qué bien la soterráis! La prestidigitación -ambivalencia sistemática- del Madrid popular alcanza fielmente a vuestros ideólogos y profesionales que mejoran poco su oscuridad, su truco radical. Eduardo, si "te encuentras mejor en Barcelona", ¿por qué no te vienes, hombre?-