Los extremistas filipinos que atacaron la ciudad de Ipil asesinan a 14 rehenes
Les mataron a machetazos porque ya estaban demasiado débiles para seguir como porteadores, relata el único rehén que, al hacerse el muerto, logró salvarse de la orgía de sangre con la que el grupo extremista filipino Abu Sayyaf acabó este fin de semana con la vida de 14 rehenes. Rústico Secundo, un agricultor de 24 años, fue rescatado el domingo por los soldados que persiguen a los rebeldes islámicos que atacaron el pasado 4 de abril la sureña ciudad de Ipil, mataron a 5 personas y capturaron a más de 30 rehenes.
La matanza se produjo, según el testimonio de este superviviente, a las dos de la madrugada del sábado. "Nos dijeron que nos habíamos convertido en una carga" que limitaba su capacidad de huida, asegura el superviviente. Después les dijeron que se dieran la vuelta y empezaron a descargar machetazos sobre sus espaldas. "Vi cómo decapitaban a algunos del mis compañeros", afirmó Rústico Secundo a los periodistas. "Escuché sus gritos y lloros y me hice el muerto". Después se tiró al mar, de donde fue rescatado por los soldados.La matanza de estas 14 personas eleva a 20, al menos, el número de rehenes asesinados por el grupo Abu Sayyaf desde el 4 de abril. Según el superviviente rescatado el domingo, los guerrilleros sacrificaron hace unos días a un muchacho de 14 años para comérselo.
El presidente Fidel Ramos ha convocado para el viernes un reunión del Consejo de Seguridad Nacional para analizar e ataque de Abu Sayyaf y la creciente influencia de los extremistas islámicos al sur de Filipinas
Ramos, por otra parte, aceptó ayer la dimisión del ministro de Asuntos Exteriores, Roberto Rómulo. El titular de Exteriores ha sido muy criticado por la actuación de su departamento en el caso de la empleada de hogar filipina Flor Contemplación, ahorcada en marzo en Singapur. Ramos ha nombrado al embajador de Filipinas en Japón, Domingo Siason, nuevo ministro de Exteriores. Contemplación fue ejecutada el 17 de marzo en Singapur bajo la acusación de haber matado a una compatriota y al niño que aquélla cuidaba. La ejecución de esta empleada de hogar encrespó los ánimos de los emigrantes filipinos, que se consideran mal defendidos por su país.
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