Condenado a tres años el dueño de un asilo que maltrató y robó a los ancianos

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a tres años de cárcel a Antonio Salido, propietario de un asilo en la localidad sevillana de Bormujos entre 1992 y 1993, por quedarse con dinero de dos ancianos. La sección tercera de la Audiencia también ha condenado a 30 días al acusado por infligir castigos y no atender correctamente a las personas que vivían en el geriátrico.La sentencia, cuyo ponente ha sido el magistrado Ángel Salas, considera que Antonio Salido se apropió de dinero de dos ancianos de forma indebida. En el caso de Rosario Bravo, que ingresó en el asilo en febrero de 1993, el acusado obtuvo permiso de la anciana para que mensualmente extrajera de su cuenta corriente 75.000 pesetas, la cantidad pactada para su atención. Sin embargo, explica la sentencia, "excediéndose en la autorización que le había sido conferida y con deseo de enriquecerse", el acusado extrajo cantidades que sumaron 700.000 pesetas en tres semanas.

Atados y encerrados

A Máximo de los Ángeles, el acusado le sacó de su cuenta, "con deseo de lucro", según el fallo, un total de 690.000 pesetas.

El tribunal, además, hace un relato del tratamiento que recibían los ancianos en el asilo. Así, afirma que se les encerraba en habitaciones con pestillo exterior y que, incluso, por las noches se les ataba con correas a la cama para que no se levantaran. El personal del centro "curaba heridas y escaras sin esterilizar las pinzas".

Antonio Salido, que tiene 36 años, es albañil de profesión y, entre las irregularidades recogidas en la sentencia respecto al asilo El paraíso está la de funcionar sin licencia y no haber dado de alta a los trabajadores. La residencia tampoco tenía personal cualificado para atender a los ancianos. El centro era atendido por el acusado, su esposa, su cuñada y dos o tres auxiliares de clínica que percibían sueldos de 60.000 pesetas sin derecho a Seguridad Social.