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Visibilidad

Rosa Montero

Miro a mi alrededor y veo una de esas coincidencias temporales que se dan tan a menudo en la historia de la humanidad, como lo de inventar el fuego en veinte lugares del planeta al mismo tiempo. Me refiero a las mujeres: súbitamente, el mundo se ha lanzado a rescatar la memoria sepultada de un sinfín de señoras interesantes, editando libros, haciendo series de televisión, películas, artículos.La historia siempre la escribe el poder, el vencedor: pero hay otras historias subterráneas, realidades perdidas. Una de esas realidades, fundamental por el volumen colosal del escamoteo, es la vida vivida por la mitad femenina de la humanidad. Por primera vez en milenios (es asombroso pensarlo) la mujer está saliendo de la invisibilidad. Hace sólo 40 o 50 años, un parpadeo en el mar de los tiempos, que las mujeres occidentales hemos escapado del encierro sin memoria ni voz de lo privado y hemos atravesado la línea de flotación de lo visible. Fue entonces cuando conquistamos cosas tan básicas como el derecho al voto o a estudiar mayoritariamente.

Embriaga pensar que estamos viviendo, hombres y mujeres, un cambio tan enorme: el colapso de un sistema de poder milenario. Y está sucediendo justo en nuestro tiempo. Con nuestras pequeñas y concretas vidas. Hoy el mundo, claro, sigue siendo sexista, pero el avance ha sido inmenso. Ahora hay mujeres en todos los ámbitos en cantidades apreciables, y están hasta en los lugares más difíciles. Como las Mujeres de Negro, por ejemplo, que desde 1991 se manifiestan todos los miércoles en Belgrado contra la guerra, pese a las agresiones de los fascistas serbios (estas pacifistas acaban de publicar un libro que se vende aquí en el 91 / 560 32 39). Además de reescribir el pasado, las mujeres ahora escribimos el presente.

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