Diálogo de dos pinceles

El color de Madrid no es el gris con el que la contaminación tiñe todo lo que toca. Ni el rojo plomizo que tienen sus edificios. Ni siquiera Madrid tiene los tonos velazqueños con que siempre se identifican los atardeceres en esta ciudad. A esa conclusión han llegado Manolo y Francisca, un matrimonio en el arte y en la vida real, y eso es lo que han plasmado en cada cuadro de la exposición que se ha inaugurado en la Casa de Vacas del Retiro: un recorrido de la noche al día por la ciudad a través de más de treinta cuadros, todos con una imagen bien representativa de la ciudad y con un colorido tan peculiar como las conclusiones a que han llegado los dos artistas después de recapacitar sobre esta ciudad.Manolo y Francisca dejan en todos los cuadros la firma Muher: Mu de Muñoz, el apellido de ella, y Her de Hernández, el de él. "Fue la solución para presentar a concursos los cuadros que hacíamos a medias", explican. Lo de pintar juntos llegó hace 14 años y sin que se dieran cuenta. "Al principio nos parecía incluso mal, algo. que nadie debía saber", dice Francisca, que conoció a Manolo en unas clases de dibujo. El matrimonio llegó después de haberse unido artísticamente.

"Cuatro ojos"

Ahora dicen muy convencidos que "cuatro ojos ven más que dos" y que sus obras son la conclusión de un diálogo entre dos pinceles". "Al pintar juntos nos volvemos más críticos, más constructivos y más selectivos. Se aportan más cosas y se enriquece el cuadro. Pero siempre hay que tener claro el objetivo que perseguimos", explican. Por esa falta de acuerdo ha habido cuadros que no se han llegado a terminar. Lo que resulta imposible del todo es reconocer el pincel de Ana o el de Manolo en cualquier cuadro. Entre otras cosas, porque su técnica consiste en superponer capas y más capas de colores.

Después de casi cuatro años pintando y estudiando imágenes de Madrid, la firma Muher tiene su propia conclusión sobre la luz y el colorido que hay en la ciudad. "Hemos observado que el azul o el rojo de los atardeceres en Madrid son muy peculiares. Por eso pintamos calles que parecen ardiendo: es la explosión del atardecer en la ciudad", comentan. "Nuestro proyecto consiste en reflejar una imagen personal y nueva de Madrid. Hacer que resurja el color intrínseco que tiene esta ciudad", añaden los artistas.

Y Muher compara sus datos de Madrid con los de otros lugares que ya han sido objeto de su arte: Egipto, República Dominicana, el Caribe, Japón, la selva del Orinoco o las Bahamas. "Madrid no se puede resumir en un solo color, como el Caribe. Japón siempre es verde y rojo; el Mediterráneo azul y verde. Pero Madrid es camaleónica, muy rica en matices y en colores. Su luz no para de cambiar", explican.

El intenso amarillo que han dejado en la puerta de Alcalá, el color blanco del Manzanares o los azules de la Gran Vía no son irreales para esta pareja de artistas. "Todo son vivencias o sensaciones que hemos tenido en algún momento. Y el colorido que ponemos existe, todo el mundo lo reconoce porque lo ha visto alguna vez. Lo que ocurre es que las prisas, el estrés y la vida en la ciudad hacen que los colores pasen desapercibidos", comenta Manolo.

Con cada cuadro, ellos intentan recuperar esas imágenes que el ciudadano ajetreado pierde. "Lo que desde luego no es esta muestra. es una guía turística de Madrid", apuntan.

Pintar lejos

Lo más curioso es que para pintar todos los cuadros de la muestra, los dos pintores se retiraron a Murcia. "Antes de abandonar Madrid para pintar, tomamos unas cuantas notas, apuntes y fotografías de todo aquello que pensábamos pintar. Porque pretendemos que los cuadros reflejen una visión objetiva de la ciudad, sin influencias de nada", relata Francisca. Lo de alejarse de la fuente de inspiración es algo que repiten desde hace anos cada vez que se meten a fondo con un tema.

El Palacio de Cristal, la Gran Vía, el Retiro, el puente (le Segovia, la M-30 o Callao son algunos de los lugares retratados en esta muestra. Pero la protagonista principal es la Puerta de Alcalá.

"Es lo más identificativo de Madrid y queríamos darle un protagonismo especial", comentan los pintores. Por eso han realizado un estudio cromático de este monumento (4ue se resume en una gran pieza.

Los dos artistas han elegido también fuentes, calles, jardines, monumentos y el Manzanares. Madrid inspira.