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Jacques Chirac promete "barrer el conservadurismo y el inmovilismo"

Enric González

Jacques Chirac dio ayer un hachazo a la campaña electoral francesa. El candidato gaullista, en cabeza de los sondeos, reunió en un mitin electrizante a 15.000 jóvenes entusiastas, congregados en el parisino Palacio Polideportivo de Bercy. Chirac, líder histórico de la derecha reconvertido en paladín de la igualdad social, les hizo la promesa de "barrer el conservadurismo y el inmovilismo". "No cabe el fatalismo en la lucha contra el paro y el sida", proclamó el alcalde de París.

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Los propios organizadores del acto estaban asombrados cuando, a las 15.00 horas, el polideportivo rebosaba ya de muchachos y muchachas, y bastantes cientos esperaban en la calle. Chirac quería un mitin la la americana", con camiseta y pancarta para cada uno de los chicos. Y lo tuvo. El auditorio puso el ardor necesario. Apenas se escuchó a Charles de Gaulle, nieto del general y casi cuarentón, cuando abrió el acto. los gritos de "¡Chirac!, ¡Chirac!" eran ensordecedores. Un grupo musical interpretó piezas de los Blues Brothers mientras llegaban los invitados: desde Alain Juppé y Philippe Séguin, los dos primeros espadas del candidato, a figuras del mundo del espectáculo como Johnny Halliday y a figuras deportivas como Alain Prost, ex campeón de Fórmula 1, y Luis Fernández, entrenador del Paris Saint Germain. Las manzanas, símbolo de la candidatura de Chirac, eran omnipresentes: manzanas de verdad, que se repartían a la entrada, manzanas en las pancartas, manzanitas de plástico para la solapa...Antes de que apareciera el ídolo, se habló del sida. Y la juvenil audiencia no dejó pasar la ocasión, cuando una activista anti sida señaló desde el estrado que era necesario luchar "contra ese virus temible que nos amenaza": "¡Balladur! ¡Balladur!", respondieron espontáneamente miles de gargantas. El primer ministro Edouard Balladur, el otro candidato gaullista y principal enemigo del chiraquismo, fue demonizado por activa y por pasiva.

Por fin, sobre las 16.30, entró Chirac en el caldeado recinto, a ritmo de rock and roll. El estruendo fue colosal. "He venido a traeros un mensaje de esperanza", comenzó el candidato, tras dar las gracias por "la fenomenal respuesta a mi convocatoria". Antes, un orador había calificado el mitin como "el más espectacular en la historia de las elecciones presidenciales de la V República". "Sé que queréis reformas concretas, y las haremos", dijo Chirac. "Pero sé que también queréis un ideal que vaya más allá de lo concreto", siguió, "y eso es lo que os propongo: el ideal de una República para todos, sin exclusión, sin marginación, donde se respete el trabajo y se premien el esfuerzo y el mérito".

El alcalde de París repitió su promesa de organizar, en caso de ser elegido, un gran referéndum sobre la reforma de la enseñanza. Y cargó contra "esa moda del pensamiento único, según la cual sólo hay una política posible, la del conformismo", refiriéndose a Édouard Balladur. "Quienes creen que no hay alternativa", agregó, "son los mismos que en tiempos de Luis Felipe

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El día antes, fue Balladur quien se citó con los jóvenes. Sabedor de que no podía competir con los chiraquistas ni en número ni en entusiasmo, el primer ministro buscó una fórmula distintá: una reunión con unos 200 muchachos, en una sala de París, en la que buscó el diálogo. Balladur reconoció no ser "hombre de discotecas" y desconocer "la jerga juvenil", pero agregó que prefería "evitar el ridículo de esos candidatos que, en campaña, van de colegas".

El primer ministro-candidato dijo ser favorable a la venta de jeringuillas a los menores de 18 años, "porque los chicos que quieran drogarse lo harán, nos guste o no, y si lo hacen, debe ser con el menor riesgo posible". Y se mostró también "partidario de la distribución de preservativos en todos los centros de enseñanza".

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