Vivir a fondo
En persona, Jessica Lange tiene el aspecto de alguien que ha vivido a fondo su vida, y no la ha medido a cucharaditas. Estamos comiendo en el hotel Four Seasons. Es esbelta, pálida, va sin maquillar y lleva puestos un jersey negro y una falda larga de flores. Jack Nicholson, que protagonizó junto a ella El cartero siempre llama dos veces, la describió así: "Un cervatillo delicado cruzado con un Buick".No se da la actriz ningún aire de altivez o superioridad, ni toma distancia respecto de los camareros, ni cambia de actitud ante los admiradores que le hacen cumplidos al pasar. "En este momento está en la cumbre de su talento", dice Glenn Jordan, que la dirigió en Streetcar, de próximo estreno, "pero no mantiene la actitud distante que suelen tomar las estrellas".
Jessica Lange no sólo ha ganado el Oscar -y ha alcanzado lo que John Goodman, que interpreta al personaje Mitch en Un tranvía llamado deseo, llama el "nirvana de una actriz", sino también ha ganado el Globo de Oro y el premio de Los Angeles Film Critics a la mejor actriz por su personaje Carly. Jordan dice de la interpretación de este papel: "Caminó por una maravillosa línea divisoria entre la esquizofrenia y la excentricidad. Y lo hizo de una forma conmovedora".
"El lado triste es que esta situación se da en las familias cuando alguien tiene esa personalidad", dice Jessica Lange de su personaje. "Las vidas de todo el mundo dentro de la casa giran a su alrededor, porque ocupan mucho aire y mucho espacio. Es como vivir con un esquizofrénico o con un alcohólico. Estás constantemente en guardia frente a él: ¿de qué humor estará ahora? Y si va a entrar por la puerta: ¿estará bien o va a ser otra vez horrible?".
Su padre, Al, que murió en 1989, era un alcohólico en estado grave. Hacía trabajos aquí y allá y trasladó a su familia más de una docena de veces antes de que Lange, que era una estudiante de las de sobresaliente, se graduase en el instituto de Cloquet (Minnesota). Cuando se le pregunta si recurrió a recuerdos de su padre para interpretar a Carly, suspira. "No puedo decir que intentase utilizar consciente o deliberadamente su personalidad", contesta. "Pero estoy segura de que había mucho de él".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.