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Reportaje:

Tobin de los peces

El ministro de Pesca de Canadá alcanza la popularidad arremetiendo contra España

"Senor Tobin, Vaya Un Hombre!". La redacción de la pancarta era extraña y la ñ brillaba por su ausencia, pero el manifestante de San Juan de Terranova que la llevaba el pasado 12 de marzo, cuando el Estai entraba cautivo y desarmado en el puerto de la capital de Terranova, expresaba en su particular español el sentimiento general de admiración de los habitantes de la zona y de la mayoría de los canadienses hacia Brian Tobin, ministro de Pesca, el hombre más popular de su país después de la guerra del fletán.

Tobin-nator, Tobin de los bosques, Tobin el bravo... La lista es interminable. Brian Tobin, 40 años de edad, es la punta de lanza que apuntala el maltrecho orgullo de un país rico en crisis económica, el Quijote de la conservación de los mares que no se arruga ante la Armada española o ante la Unión Europea. "¡Vamos, Tobin, vamos!", le animan los manifestantes en el muelle de Saint John's. 'Tobin promete más detenciones de pesqueros', titula a toda página The Evening Telegram, el periódico de Terranova.

Brian Tobin, hombre-espectáculo, viaja a todas partes con un trozo de red en la maleta, a pesar de ser, según sus propias palabras, "una red que apesta". Supuestamente la malla pertenece al Estai y no tiene las medidas legales para dejar salir a los peces pequeños en el arrastre. La enseña en el Parlamento y los diputados hacen sinceros gestos de horror. Coloca la palma de su mano frente a las, cámaras de televisión y exclama: "¡Así, de este tamaño es la mayoría de las capturas del barco español! ". Infatigable, enérgico, cocinero antes que fraile -trabajó en la radio y en la televisión antes de ser parlamentario y ministro-, Brian The Kid Tobin viaja a Nueva York con su red, invita al mundo entero a que la vea y consigue que The New York Times publique su foto, frente a la sede de la ONU, micrófono en mano, sosteniendo un pequeño fletán en pleno rigor mortis. "Con esas redes nada puede vivir, ni peces pequeños ni peces bebés escapan a la monstruosidad". Las poderosas imágenes acuden rápidas a su verbo fácil: "¡Lo que hacen es pasar una aspiradora por el lecho del océano para destruir y matar todo lo que hay allí!".

Brian Tobin -"soy la voz de los peces", le gusta decir- combina eficazmente la preocupación que todo el mundo debería tener por los recursos pesqueros y por el uso de técnicas y mallas ilegales con la demagogia más ardiente, y evita hablar de la destrucción de los bancos -pesqueros de bacalao, gallo y platija a cargo de los pescadores canadienses, un historial que hizo a Greenpeace decir que Canadá es todo menos "el caballero blanco de los mares".

Tobin, miembro del Partido Liberal, recibe algunas críticas de partidos de la oposición, matizadas, porque nadie se arriesga a ir a contracorriente de un asunto tan popular. Los medios de comunicación que conocen sus habilidades de autopromoción., como The Globe and Mail, dicen de él cosas tan duras como que es "el hombre apropiado para dirigir la insensata furia de las turbas mediante el patriotismo barato y la retórica belicosa". Pero Brian el Hombre sigue adelante, arrastra a su Gobierno, a pesar del deterioro de la imagen de Canadá y del enfrentamiento con la UE, y se asegura un futuro político con altas cotas de popularidad. Neptuno del Atlántico Norte, el autodenominado "portavoz del fletán", es un moderno gladiador que nunca olvida su red ante las cámaras.

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