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"Sentimos impotencia"

Los familiares de los heridos en la emboscada de Rentería sólo saben retazos de lo sucedido

El padre de Jon Sagarna, el agente que sufrió las heridas más graves en la emboscada sufrida por una patrulla de la Ertzaisitza el pasado viernes en Rentería (Guipúzcoa), recorre algo perdido los pasillos del hospital baracaldés de Cruces. Su hijo acaba de ser intervenido para cubrir con injertos cerca de la tercera parte de la piel de su cuerpo. Jon Sagarna, casado y padre de un bebé de tres meses, conducía la furgoneta que estalló en llamas al ser alcanzada por los cócteles molótov lanzados por los violentos que protestaban por las muertes de Lasa y Zabala."Sentimos sobre todo impotencia" debía su padre en la Unidad de Quemados. El pronóstico de su hijo es muy grave, con quemaduras de tercer grado en el 55% del cuerpo y los pulmones afectados por el humo.

Los familiares del ertzaina sólo saben retazos de lo ocurrido. "Debió quedarse inconsciente", contaba su padre, "y perdió el control de la furgoneta. Le sacaron sus cuatro compañeros. Queremos hablar con los ertzainas que han sido dados de alta para saber que pasó".

En la primera planta del hospital continuan ingresados otros dos ertzainas heridos, con quemaduras en la cara y las manos. Su estado de salud "evoluciona favorablemente". No quieren ver a nadie. Dos agentes uniformados vigilan la habitación.

Los sindicatos de la Ertzaintza han reiterado la necesidad de extremar al máximo las medidas de protección de los agentes, y quieren utilizar en las situaciones de riesgo trajes ignífugos y vehículos blindados. Pero el consejero Juan María Atutxa, ya ha advertido que contra agresiones como la de Rentería "no se puede luchar".

Las jóvenes de Rentería Amaia Arruabarrena, de 19 años, y Estitxu Uranga, de 20, heridas también en el atentado, continúan en la UCI de los centros donde se encuentran internadas. Amaia fue arrollada por el vehículo en llamas cuando aún los cinco agentes se encontraban en su interior. "Todo fue muy rápido. Oí que alguien gritaba, corrí y al mirar vi que la furgoneta venía hacía donde estabamos. Nos refugiamos en un portal pero Amaia fue arrollada" indicó una amiga de la joven.

La madre de Estitxu Uranga explica que su hija había salido antes de casa para encontrarse con una amiga "precisamente para evitar que le sorprendiesen en la calle los incidente?. Tras ser atacada con los cócteles molótov la furgoneta se convirtió en una gran bola de fuego. "La onda expansiva lanzó a mi hija a varios metros de donde se encontraba. En el suelo, se arrastró para evitar que las llamas le alcanzasen el cuerpo" cuenta la madre de Estitxu en el Hospital de la Cruz Roja. "Después de ver como ha quedado la furgoneta no sé ni cómo la tenemos viva". Estitxu tiene desgarros en la pierna y parte del rostro hundido. Será operada hoy.

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