La Iglesia católica argelina pide ayuda para no desaparecer

Los cuatro obispos argelinos han realizado un dramático llamamiento a los presidentes de las conferencias episcopales europeas, entre ellas la española, en el que reclaman su ayuda para evitar que la Iglesia católica como tal desaparezca de Argelia. En un largo comunicado, el arzobispo de Argel, Henri Teissier, y los obispos de Orán, Pierre Claverie; de Laghouat, Michel Gagnon, y de Constantinopla e Hipona, Gabriel Piroird, aseguran que en la situación de violencia que vive actualmente el país magrebí "está en juego el proyecto de sociedad".Los obispos afirman que Argelia vive en estos momentos una "prueba de fuerza", un duelo entre dos poderes: el Estado heredero de la lucha por la independencia y otro emergente que "sobrepasa" el ámbito musulmán.

Todos son víctimas

El choque entre estos dos mundos ha degenerado en una "escalada de violencia, donde los atentados, cada vez más espectaculares y bárbaros, provocan una represión cada vez más brutal", añaden los obispos. La víctima de esta barbarie es "la mayoría de la población, con nombres propios como intelectuales, periodistas, extranjeros y cristianos".

La violencia cotidiana que sufre Argelia, que se ha cobrado en los últimos meses la vida de ocho religiosos, entre ellos dos monjas españolas, ha provocado un éxodo entre sacerdotes y monjas -las clarisas, por ejemplo, abandonaron hace unas semanas su convento tras seis décadas para instalarse en Francia- similar al del personal de las embajadas o de los trabajadores extranjeros, ya que éstos tampoco resisten "el temor y las intervenciones exteriores", y esto deja en una situación "demasiado complicada a aquellos que desean quedarse (...) para realizar su vocación misionera", según dice el comunicado.

Los obispos argelinos estiman que la presencia de la Iglesia en Argelia es esencial no sólo para los cristianos, sino también para "aquellos argelinos musulmanes que rechazan el totalitarismo y desean vivir en un islam abierto al pluralismo de tendencias que acoja a otras religiones".

La Iglesia católica, afirman los obispos, puede aportar su experiencia de "coexistencia con una multitud de culturas en un mundo cada vez más dividido". En el comunicado se dice cuáles son sus planes: "La prueba que nosotros atravesamos refuerza nuestra solidaridad. Desaparecer sería aceptar como ineludibles las exclusiones que se multiplican (...). Nuestra difícil misión será ser esperanza de reconciliación".