Muchos trastornos del bebé proceden de su relación con la madre
Psiquiatras infantiles estudian a los niños que no quieren comer o se despiertan de noche
El niño comía bien y de repente, parece haberle cogido fobia a la comida. O mejor, a la mano que le da la comida, porque en cuanto la cuchara se acerca a su boca, gira la cara. Este niño sufre lo que el psiquiatra suizo Bertrand Cramer denomina anorexia grave del bebé. Se trata de un trastorno relativamente frecuente que, como otros que afectan a la alimentación y al. sueño de los niños de corta edad, puede tener su origen en. la relación que el niño establece con la madre o la persona que le cuida, según Bertrand Cramer.Cramer es es uno de los padres de la psiquiatría del bebé, junto al norteamericano Brazelton y el francés Kreister. Catedrático y resposable del servicio de Psiquiatria Infantil de la Clínica Universitaria de Ginerbra, Bertrand Cramer ha asistido esta semana pasada a unas jornadas sobre el desarrollo infantil, organizadas por la Fundación Anne de Barcelona.
"Los trastornos de la alimentación son un motivo muy frecuente de consulta pediátrica. En algunos casos son severos y entonces hay que determinar en primer lugar cuál es su causa", precisa Caterina Munar, psicóloga de la Clínica Dexeus y responsable del Psicología de la fundación. "Lo primero que hay que descartar es que no se deba a un trastorno físico. Hay algunas anorexias del bebé que son secuela de una enfermedad. En estos casos, se puede establecer fácilmente una relación entre el comienzo del trastorno y la enfermedad y normalmente se resuel ve fácilmente. Pero cuando no existe una relación clara de causa efecto, hay que pensar en un trastorno de relación o bien en una depresión infantil", indica Munar.
Cuando el trastorno se debe a una depresión infantil, el niño, además de no comer, está apático, pasivo, y no expresa deseo de vivir. En estos casos, poco frecuentes, se requiere una: intervención lo más temprana posible del psiquiatra infantil.Exceso de control
Lo más frecuente, sin embargo, es que la negativa del niño a comer sea un trastorno de tipo reactivo. "Se denominan anorexias de oposición y vienen a ser una respuesta del bebé a lo que percibe como un deseo excesivode control por parte de la madre", indica el profesor Cramer.
"Acostumbra a darse durante el segundo año de vida y es la ex presión de un conflicto en relación al control y la iniciativa. El niño percibe que la madre quiere ejercer sobre él un control absoluto, y se rebela. El niño tiene un sustrato biológico que regula las sensaciones de hambre y de saciedad. Pero a veces, es la madre la que toma el control del hambre de su hijo. Y muchas veces, este deseo de control de la madre obedece a un temor inconsciente que la lleva a creer que si no alimenta bien a su hijo, puede morir por su culpa", añade. El profesor Cramer recuerda a estas madres que ningún niño se muere de hambre por esta causa y que lo mejor es seguir los indica dores biológicos. Los niños acostumbran a mostrar sus necesidades de alimentación.
Otras veces, las madres proyectan sobre sus bebés sus propios temores y obsesiones relacionadas con la alimentación. Por ejemplo, las madres que tienen terror a la obsidad y ya someten al bebé a restricciones alimentarias para evitar que en el futuro sufran sobrepeso. En el lado opuesto estarían los niños sobrealimentados por la angustia de la madre a no saber satisfacer adecuadamente sus necesidades biológicas y que, como consecuencia de ello, el niño pueda crecer débil o enfermar. Sueño inquieto
Otro trastorno de tipo relacional es que el afecta al sueño. Presenta formas diferentes, pero en casi todos los casos se trata de un conflicto de separación. "A menudo se produce un círculo vicioso entre el deseo del niño de controlar a los padres y la angustia de la madre ante el temor inconsciente de que el niño pudiera sufrir o incluso morir durante la noche",explica Cramer. Es la madre la que siente temor a serpararse del niño, y proyecta sobre él esta angustia. Piensa que el niño se sentirá sólo y desamparado en la oscuridad de la noche, y le enciende una lamparita o acude a su cuna al más mínimo movimiento. Una madre explicó al psiquiatra que ella dormía como un tronco antes de tener el niño., "Ahora, mi sueño es tan ligero, que oigo como deposita sus piececitos sobre la moqueta a pesar de que la habitación del niño está en el otro extremo del pasillo".
"Hay una fase del sueño, el denominado sueño paradógico, en el que niño emite sonidos y se mueve. La madre reacciona con temor y lo interpreta como una llamada del niño. Con su intervención, termina por despertalo. El niño percibe entonces su angustia y piensa que tal vez no esté seguro. Eso le llevará a despertarse con frecuencia y reclamar la presencia de la madre. Ambos se instalan en un círculo viciosos del que a veces tardan años en salir", explica Cramer.
Algunos niños corren a media noche a refugiarse a la cama de la madre y si no se quedan en, ella, son incapaces de dormirse. Se trata de una variante de lo anterior, pero en este caso, se produce además una resistencia de la madre a que su hijo se separe de ella. Tiene miedo a no ser ya imprescindible. Este es un sentimiento que muchas madres han experimetado con claridad, por ejemplo, al dar el primer biberon o la primera papilla al niño, después de que este se alimentara únicamente de su pecho. Este hecho provoca en ella un sentimiento de pérdida, de duelo, que ha de saber elaborar en lugar de resistirse a lo que constituye una fase más del crecimiento de su hijo. En todos estos casos, la clave está en analizar los temores de la madre. Una vez clarificados, es más fácil reconducir al niño hacia una relación normal con el sueño y la comida.
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