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El Parlamento de China se libera del dictado del Gobierno comunista

El Parlamento chino no ha refrendado unánimemente, por primera vez en su historia, algunas propuestas presentadas por el Gobierno, en una señal inequívoca de que luchará por un mayor poder de decisión una vez muera el máximo dirigente del país, Deng Xiaoping. El primer ministro, Li Peng, clausuró ayer en Pekín las dos semanas de trabajo de la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP) tras el duro revés de comprobar que al menos un tercio de los casi 3.000 diputados votaron en contra de las nuevas leyes de educación y de reforma del banco central.

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Li Peng manifestó en una conferencia de prensa que la reunión fue "práctica y realista" y reconoció que muchos diputados habían expresado "críticas" contra la labor de gobierno, incluida la polémica suscitada la víspera por la designación de un alto funcionario como viceprimer ministro encargado de los asuntos agrícolas. "Por consiguiente, estimo que se ha tratado de una reunión plenamente democrática", dijo el controvertido primer ministro, al que algunos responsabilizan de la sangrienta represión de la rebelión estudiantil de Tiananmen en 1989.Desde su existencia, el Parlamento chino ha sido un órgano decorativo sometido al dictado del partido comunista, aunque con la presencia testimonial y colorista de un puñado de pequeñas formaciones políticas que sobre el papel son consideradas de oposición. Sin embargo, en los últimos tiempos han empezado a escucharse algunas voces de quienes creen que ha llegado la hora de que los legisladores puedan tener más independencia frente a la política del Gobierno.

Medios diplomáticos y analistas occidentales interpretaron ayer la pequeña rebelión parlamentaria como una señal de lo que puede ocurrir una vez se produzca el próximo fallecimiento de Deng Xiaoping, que a sus casi 91 años se encuentra mortalmente enfermo. Estas fuentes indicaron que la conducta de los legisladores constituye un éxito para el presidente die la ANP, Qiao Shi, de 70 años, un hombre del aparato del partido a quien muchos vaticinan una importante función como bisagra entre conservadores y reformistas.

El informe político presentado por el primer ministro fue aprobado por amplia mayoría (el 97% de los votos) tras introducirse algunas modificaciones, especialmente en lo que concierne al preocupante problema de la corrupción.

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Austeridad económica

El Gobierno ha anunciado para 1995 una política de austeridad económica con un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) entre el 8% y el 9%, frente al 11,8% de 1994. Li Peng confesó los "errores" del Gobierno el año pasado en la lucha contra la inflación, cuya tasa se desbocó hasta él 21,7%. El Ejecutivo confía que la cosecha agrícola sea mucho mejor que en 1994, cuyos pobres resultados tuvieron reflejo en la fuerte subida de los precios agrícolas. Li Peng afirmó ayer, que la reforma de precios quedará este año congelada, lo que significa un freno a la política de liberalización que ha propugnado siempre Deng Xiaoping.

El primer ministro confesé en la conferencia de prensa de ayer que la agricultura, cuyos problemas suscitaron. el descontento de algunos parlamentarios, es una "cuestión que inquieta". No hay que olvidar que todavía un 80% de la población china vive en las áreas rurales a pesar de la fuerte migración rural que se está registrando hacia las zonas urbanas.

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