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Çiller promete investigar a la policía en su primer viaje a Estambul tras los disturbios

Los cinco cócteles mólotov lanzados ayer en Estambul no lograron romper la paz del día musulmán de oración y las autoridades turcas levantaron el toque de queda que aún pesaba sobre el distrito asiático de Umraniye, último escenario de la revuelta popular más sangrienta en Turquía desde 1980. La primera ministra, Tansu Ciller, viajó ayer por primera vez a la antigua capital otomana y prometió a los dirigentes de la comunidad a la vez que se investigará la actuación de la policía, acusada de disparar contra los manifestantes.

Çiller afirmó que habrá "una amplia investigación" sobre los atentatados del pasado domingo que desataron la ola de protestas en el distrito alevi de Gaziosmanpachá y la violenta respuesta de las fuerzas de seguridad -una treintena de muertos y centenares de heridos- en los barrios populares de Estambul y en otras grandes ciudades turcas, como Izmir y Ankara.La primera ministra, que garantizó una investigación sobre la actuación policial al visitar a algunos de los manifestantes heridos en Estambul, insistió en que los disturbios ocurridos estas semana, no van a desviar a su Gobierno del objetivo de "potenciar la democracia y la integración de Turquía en Occidente".

Por otro lado, el Parlamento federal alemán (Bundestag) aprobó ayer con los votos de la mayoría de centro-derecha, dernocristianos y liberales, levantar la suspensión de la deportación de kurdos a Turquía. La decisión ha desencadenado un conflicto entre el Gobierno federal de centro-derecha y los Estados federados donde gobiernan los socialdemócratas, que se empeñan en mantener la suspensión de deportaciones de kurdos con el argumento de que en Turquía no se respetan los derechos humanos.

El ministro federal del Interior, el democristiano Manfred Kanther, acordó no prolongar la suspensión de las deportaciones a Turquía. La oposición al completo, desde socialdemócratas a Los Verdes y los poscomunistas del Partido del Socialismo Democrático, insiste en que a los deportados les espera en Turquía la tortura.La ley de extranjeros establece en Alemania que las deportaciones corresponden a los Estados federados, que pueden suspenderlas durante medio año. Bonn y sobre los democristianos no están. dispuestos a retrasar las deportaciones de los kurdos que no tengan su derecho de residencia en regla o incurran en delitos en Alemania.Mientras, los alemanes se muestran indignados ante la miniguerra civil desencadenada por extremistas kurdos. No cesa la ola de atentados contra propiedades turcas: agencias de viajes, bares, centros culturales, mezquitas y oficinas de líneas aéreas. En Alemania residen unos 450.000 kurdos, de origen turco, iraní e iraquí.

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