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El fuego avanzó dos horas por el Palacio de Congresos sin que nada lo detectase

Jan Martínez Ahrens

JAN MARTÍNEZ AHRENS. El fuego que el miércoles se desató en el interior del Palacio de Exposiciones y Congresos y que arrasó parte del edificio se propagó durante dos horas sin que lo detectase el sistema antiincendio. Este estrepitoso fracaso de la instalación de seguridad, revisada la pasada semana por los técnicos de la Secretaria General de Turismo -que depende del Ministerio de Comercio y que gestiona el edificio-, fue dada a conocer ayer por el subdirector de los bomberos de Madrid, José Pérez Soria. De hecho (véase EL PMS de ayer), los servicios de extinción llegaron cuando el incendio -descubierto por una telefonista que olió a quemado- ya se había propagado lo suficiente como para producir una enorme humareda y acabar en cuatro minutos con el techo del escenario. "Nos enteramos del incendio dos horas después de que los empleados empezasen a percibir el olor a humo", comentó Pérez Soria, quien, ante la devastación, insistió en la dificultad de determinar la causa exacta del fuego. No obstante, apuntó la posibilidad de una colilla mal apagada o una estufita".

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Interrogado sobre el fallo del sistema automático -basado en sensores de humo y calor-, el arquitecto encargado del Palacio de Congresos, Mariano Martítegui, contestó que desconocía cómo había podido producirse. "No sé qué pudo pasar. Yo mismo estuve durante las pruebas, y funcionaban", recordó. Ningún responsable político había ofrecido ayer versión alguna del suceso ocurrido el miércoles. Los técnicos municipales explicaron que tal vez el compartimiento donde se inició el fuego careciese de sensores de detección. El habitáculo, un camaranchón situado debajo de la pendiente del auditorio quemado, almacenaba mobiliario.

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Los trabajos de reconstrucción del Palacio de Exposiciones y Congresos durarán un año

VIENE DE LA PÁGINA 1La evaluación de daños no se completará hasta la próxima semana. Los técnicos ministeriales consideran que el fuego destruyó un 25% del edificio. Concretamente, uno de los dos auditorios, la tercera y cuarta planta del ala norte -oficinas de personal- y el techo del escenario. Asimismo, el segundo auditorio ha quedado inutilizado -carece de cubierta- y las dos primeras plantas han resultado parcialmente dañadas. No se conoce con certeza el estado de la zona situada por deba o del escenario y del auditorio.

Los trabajos de reconstrucción tardarán cerca de un año, según el arquitecto conservador, quien rehusó cifrar su coste económico. "No sabemos todavía con exactitud el alcance del incendio. Mientras tanto será precipitado ofrecer cualquier evaluación", dijo Martítegui. En las obras se incorporarán a la zona afectada las medidas de seguridad de las que carece; en especial se protegerá con material ignífugo sus estructuras metálicas.

Esta carencia, justificada por los responsables del Palacio de Congresos por la antigüedad del edificio (25 años), facilitó que las llamas, alimentadas por la madera y las butacas -recubiertas con un material no ignífugo-, dilatasen las estructuras y debilitasen su resistencia, secuencia que culminó con la estrepitosa caída del techo del escenario.

La normativa actual establece que las estructuras han de revestirse de un material que garantice su aislamiento del fuego al menos durante tres horas. La aplicación de esta orden a un edificio inaugurado en 1969, cuando tal legislación no existía, ha sido puesta en duda tanto por el director del Palacio de Congresos,, Francisco Rodríguez Mañas -el único responsable ministerial que efectuó declaraciones-, como por el concejal de Seguridad de Madrid, Carlos López Collado.

"Reforniar un edificio para adecuarlo a los planes de evacuación, por ejemplo, modificando las dimensiones de las puertas en relación con el aforo, es obligatorio. Pero, en el caso de la estructura, la legislación no se puede aplicar retroactivamente", indicó López Collado.

Para delimitar las posibles responsabilidades, el concejal de Seguridad ha ordenado la apertura de cuatro informes sobre el incendio. El primero lo elaborará el jefe del departamento de Extinción, Pedro Gallardo, que llegó al incendio 15 minutos después del oficial de guardia. El segundo de los estudios, encargado al jefe del departamento de Prevención, Jesús de Benito, tendrá como base la inspección efectuada en diciembre por la celebración de la fiesta de Nochevieja en el edificio. En esta revisión, los técnicos municipales descubrieron diversas irregularidades, como que las bocas de riego no cubrían toda la superficie. Estos resultados se compararán con las supuestas deficiencias que puedan haber propiciado la extensión del incendio. Otro de los informes lo realizará el departamento de Estudios y Normativa del Fuego, que investigará si el edificio cumplía la normativa.

,Por último, se elaborará un índice cronológico de las actuaciones de los bomberos. De este informe ha trascendido que cuando los servicios de extinción recibieron, a las 14.51, el primer aviso, el personal del edificio -alertado por la telefonista- les comunicó que se trataba de un incendio pequeño. Por ello, seis minutos después llegó un solo vehículo de extinción al Palacio de Congresos. Poco tardaron en darse cuenta de la verdadera dimensión del siniestro. Una lluvia de luces chispeaba en el panal central de detección, que hasta entonces se había mantenido apagado. El fuego ya había superado el limitado espacio del camaranchón. Subía imparable hacia el techo.

Así, a las 15.10, el oficial de guardia del cuerpo de bomberos recibió una llamada urgente desde el edificio. Sus compañeros le informaban de que el Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid corría peligro de desaparecer devorado por las llamas. Cuando el oficial se personó, siete minutos después, en el lugar de los hechos, no dudó en movilizar a sus efectivos: hasta 38 vehículos y 125 agentes participaron en la extinción.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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