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Entrevista:CRISIS DEL SISTEMA EN MÉXICO

"La estabilidad política no puede pesar en la marcha de la justicia"

Llegó hace tres meses a una institución sin credibilidad. Abrió los cajones y descubrió testimonios ocultos sobre los tres crímenes que han sacudido a la sociedad mexicana. No admitirá límites en las investigaciones: esgrimir la "razón de Estado", dice, significa alentar la impunidad.

A Antonio Lozano, de 41 años, le molesta que se le recuerde su condición de único miembro del conservador Partido de Acción Nacional en el Gobierno de Ernesto Zedillo ("un procurador tiene que obedecer sólo a la ley", dice), pero reconoce que el no pertenecer al oficial Partido Revolucionario Institucional (PRI) le ha librado de os compromisos" en tan delicado puesto, análogo al de ministro de Justicia en España.Pregunta. Los tres grandes casos que investiga la Procuraduría (los asesinatos del cardenal Juan Jesús Posadas, en mayo de 1993, y de los priístas Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu en marzo y septiembre de 1994) podrían conducir, como ya lo están haciendo, a personajes relevantes, con capacidad de desestabilizar el país. ¿Cuáles son los límites de sus indagaciones?

Respuesta. Esa sería una consideración propia de etapas anteriores. En un Estado de derecho no puede pesar un problema de estabilidad política, por evidente que sea, en la marcha de las decisiones de la justicia, porque si esto pasa se abre el paraguas que todo lo cubre: la razón de Estado. Puede haber mil causas que se quieran alegar. Nuestro único límite es la actuación jurídica apegada a derecho. Cualquier otra consideración implicaría impunidad, por la razón que se quiera, incluso por razón de Estado.

P. El comunicado de la Procuraduría que exculpó al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, a petición del interesado, de cualquier interferencia en el caso Colosio, ¿no es un indicio de que hay límites o, por lo menos, tiempos?

R. Quisiéramos que se interpretara simplemente como una declaración de la verdad, que corte las especulaciones que tan irresponsablemente se dan en una situación de crisis. No tenemos límites, pero tampoco podemos permitir que, en aras de las opciones que estamos tomando, se haga por parte de la prensa una cacería de brujas.

P. En el caso Ruiz Massieu se han dado los mayores avances. ¿Ustedes sabían que Mario Ruiz Massieu se iba del país?

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R. Vimos que la familia estaba haciendo maletas, pero no con esa certeza. Llamamos a declarar a Mario como sospechoso y le enseñamos las acusaciones que teníamos es su contra. Pero no teníamos una orden de aprehensión. Si le hubieran os detenido nos podrían haber dicho que fue una detención arbitraria: yo no tenía elementos para pensar que este señor fuese a huir. Cuando supimos que se iba pasamos el expediente al juez para obtener esta orden. Y sucede la detención en Estados Unidos.

P. Que fue una detención pactada.

R. Pactada, no sé... Creo que no había declarado que llevaba dinero, ¿no? (risas). Le diré lo que pasó realmente. Las autoridades norteamericanas detectan que no declara el dinero porque además han investigado ya sus cuentas bancarias. Esa información nos la dieron ellos a nosotros.

P. ¿No tenían ustedes conocimiento de sus cuentas antes de que huyera?

R. No, se lo digo honestamente. Sé, o mejor dicho, se, dice por muy diferentes lados que el señor estaba involucrado en narcotráfico. Estados Unidos cree tener indicios.

P. ¿Tiene la DEA (agencia antidrogas estadounidense) alguna investigación abierta sobre Ruiz Massieu?

R. Oficialmente no hay nada.

P. Pero ustedes tenían la información. Habrá habido intercambio.

R. Insisto, no ha sido oficial. Nosotros teníamos rumores de que este señor se involucró en esto y parece ser que fue algo reciente: llegó en marzo de 1994 al cargo de subprocurador y ahora sabemos que entre marzo y noviembre [mes en que Ruiz Massieu dimitió de su cargo] a su cuenta del Commerce Bank de Tejas se ingresaron cuando menos 700.000 dólares mensuales. En alguno de esos meses pudo morir una abuela rica, pero no en todos. El problema, insisto, es que tenemos que luchar contra una gran incredulidad de la opinión pública.

P. Pero es que ahora resulta que el paladín de la honestidad ha protegido al asesino de su hermano.

R. Hay dos elementos importantes. Por un lado, la imagen que él se hizo de sí mismo, y que nos convenció en algún momento a muchos. Por otro, la información, que puede verificarse, de la personalidad de este señor, de la relación totalmente inadecuada con su hermano José Francisco, de una envidia, hasta rencor,. hacia una figura que sobresale mucho... Y, por último, un sistema absolutamente relajado que le permite actuar impunemente. Su vinculación al narcotráfico, su intento de huida, sus depósitos bancarios, que por fortuna no es una afirmación de la Procuraduría... Todo esto ha hecho que la gente sepa que este sujeto que había ganado su confianza, que encarnó a la persona que se opone al sistema, era un farsante.

P. ¿Cuál es el móvil de Ruiz Massieu para encubrir a Raúl Salinas y el de Salinas para matar a José Francisco?

R. El móvil es un dato importante para cuadrar una investigación, pero no es determinante. Hemos encontrado datos verificados que nos llevan a creer en la responsabilidad de estos señores: aquí no fabricamos culpables, como en el pasado. Los ponemos en manos de juez y nos atenemos a su criterio. Creo que los móviles se sabrán cuando el proceso siga su marcha.

P. ¿Hay relación entre los tres asesinatos y en ese caso, qué papel ha desempeñado el narcotráfico?

R. Yo tengo que hablar sobre pruebas concretas, y, honestamente, no tengo datos para vincular los tres casos ni para decir que el narcotráfico haya estado relacionado con estos asuntos. Y si los tuviera tampoco se lo diría. En el caso Posadas la explicación oficial hasta este momento es que el cardenal murió por error en un enfrentamiento entre narcotraficantes. Estamos investigando.

P. Nadie cree la explicación oficial. ¿Hay posibilidad de que el propio Posadas estuviera involucrado en los carteles de la droga?

R. Por supuesto, aunque hasta donde yo veo es una posibilidad remota. Ciertamente hay constancia de la vinculación de muchos sacerdotes con estas gentes, porque los narcotraficantes son muy religiosos, sin que eso implique que se involucren con ellos.

P. ¿Hasta dónde ha llegado la penetración del narco en la sociedad y el Estado mexicanos?

R. No estamos en los grados de Colombia, afortunadamente. Estamos más cerca de Estados Unidos (risas). Creo que hay penetración fuerte, pues en esta misma corporación seguramente, en niveles empresariales y políticos. Pero necesitamos elementos para definir su magnitud. No puedo dar detalles porque tendría que dar nombres y además estaría descubriendo las cartas.

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