Límites

Espero,que todos los profesores de ética de EL PAÍS se hayan apresurado a tomar nota de la lección magistral que desde la cima de sus 75 años, de su condición de teniente general y de la madurez adquirida en los cargos ostentados en su vida profesional ha sido impartida a la desorientada cudadanía por el Solón que todos sabemos. Ahí es nada, definir de una vez por todas cuáles son los bordes de la ética, de la legalidad y del Estado de derecho, bordes que no se traspasan, tanto si se está junto a él por dentro como "por fuera". ¿Y cuánto se puede alejar uno de ese borde "por fuera?" ¿Mucho? ¿Poco? Indicios de valor son esos dos adverbios, por lo que había que darles un contenido que iluminase las conciencias. Y dado que la tal lección magistral ha sido impartida referida a unos. sucesos que todos conocemos, ya sabemos a qué distancia puede uno separarse por fuera de ese borde sin por eso salirse de la ética ni de la legalidad ni del Estado de derecho: 26 asesinatos, muchos de ellos de inocentes, y alzarse con unos pocos miles de milloncejos.Espero que en nuestro país se agote el mármol para grabar en él de manera indeleble tan nobles y esclarecedores conceptos. Ni nuestra juventud actual ni las generaciones venideras, merecen perderse palabras que, elevadas a nivel de norma, rijan los límites -0 bordes- dentro del que deben moverse sus conductas.-