La personalidad de los acusados, eje del doble juicio contra el presunto violador y la mujer que le apuñaló
Ella, Inés Solís, de 42 años, acusada de acuchillarle el cuello y seccionarle una parte de la yugular, tiene una pequeña tendencia a la neurosis. Él, Inocencio García, 49 años, acusado de violarla dos veces, presenta rasgos de paranoia en su carácter. Estos rasgos no suponen en ninguno de los dos patologías, ni anomalías graves que alteren su testimonio y conducta. La personalidad de ambos,, vecinos de un mismo edificio de Alcalá de Henares (Madrid), fue analizada ayer en la segunda y última sesión del doble juicio por homicidio frustrado y dos delitos de violación, cometidos en 1992, que se celebró en la Audiencia Provincial de Madrid.El fiscal pide 24 años de prisión para él y seis años para ella. El juicio había quedado suspendido el pasado 4 de febrero para practicar estas pruebas psiquiátricas. Según los informes psicológicos, relatados ayer, ella se muestra fría e insensible cuando habla de las supuestas violaciones que sufrió en un pequeño cuarto de contadores de la finca en que vivía; es una persona re traída y poco expresiva, y se comporta de forma distante y desconfiada Con quienes no conoce. Él tiene un carácter dependiente y sumiso y parece guiarle un deseo de evitar el conflicto y agradar, lo que le lleva a enfocar la realidad de forma subjetiva para preservar su imagen.
La abogada que le defiende a él, María Salud Aguilera, pidió ayer 12 años de prisión para ella por un intento de asesinato, ya que "fúe un plan preconcebido, actuaba con alevosía e intentaba causar la muerte a Inocencio". Según Inocencio García, ambos habían mantenido relaciones sexuales aquel verano con consentimiento mutuo y aquel día de noviembre él le comentó a Inés que quería dejar la historia; ella, despechada, le atacó.
La abogada de ella, Esther Peña, de la Asociación para la Asistencia de las Mujeres Violadas, solicitó 30 años de prisión para Inocencio García, insistió en las constantes contradicciones de las declaraciones de él, en el cuadro de ansiedad y pánico de Inés Solís por las violaciones y amenazas que sufría, y en que la agresión con el cuchillo la realizó "por legítima defensa, sin ánimo de matar, ante un nuevo intento de violación". "No aplicar esa eximente", terminó, "significa que Inés tenía que haber soportado una acción injusta".
Ambos casos quedaron ayer vistos para sentencia. Unas 30 mujeres, en su mayoría vecinas de Alcalá, llenaban la sala de la Audiencia para "solidarizarse", según dijo una de ellas, con la acusada y acusadora. Al final, ésta, casada y con tres hijos, dijo: "No he querido matar a nadie, sólo defenderme".
Él, casado y con cuatro hijos, dijo: "Es todo un montaje de ella que da asco y repugnancia. Ella es la única que ha violado, ha violado el derecho a mi vida y mi honor. Además, estoy amenazado por su marido. La próxima semana tenemos un juicio en Alcalá por amenazas de muerte".
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