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La prensa belga pide la dimisión de Claes como máximo jefe de la OTAN

Xavier Vidal-Folch

Willy Claes abandonó Bruselas hacia Canadá y EE UU con una estela poco halagueña. Un coro: la prensa belga, incluida la socialista, reclamó en bloque que presente su dimisión como secretario general de la OTAN, por su responsabilidad política en el escándalo Agusta. Un huérfano: el ministro estonio de Exteriores quedó compuesto y sin anfitrión ante los periodistas. Un preso: su antiguo jefe de gabinete en el Ministerio de Economía, cumplía en la cárcel de Lantin el segundo día de incomunicación.

La prensa belga no es muy exaltada en asuntos de corrupción. Más británica que española, suele evitar los juicios-paralelos y deslindar lo que hay de político de lo que hay de judicial en los escándalos públicos. Por eso es más significativo su clamor de protesta contra la corrupción del caso Agusta. Y la unanimidad. Todos los medios piden ahora la dimisión del secretario de la OTAN, en su calidad de ministro de Economía que en 1988 aprobó la adjudicación del contrato de 46 helicópteros militares a la empresa Agusta. Su ex jefe de gabinete, Johan Delanghe, encargado del expediente, ha sido acusado por la juez Véronique Ancia de favoritismo hacia la compañía italiana, que distribuyó comisiones ilegales en el partido socialista flamenco.El primero en pedir la dimisión de Claes fue La Libre Belgique. El diario católico se mostraba irritado porque Claes negó saber nada de las ofertas de comisiones y el mismo día hace justo una se mantuvo que ratificar la declaración del tesorero del partido, el encarcelado Etienne Mangé, en la que explicaba que había informado a sus dirigentes de las ofertas corruptas en enero de 1989.

La Libre recordaba que el caso Watergate empezó con negativas de ese género, porque Nixon "creía que podría mentir impunemente". Claes lamentará" no haber dimitido.

Pero ha sido la orden de prisión incomunicada a Delanghe lo que ha fraguado la unanimidad. El liberal Le Soir publicó un editorial en primera algo insólito en el que sostiene que Claes "era al menos políticamente responsable de las actuaciones de su Gabinete". Debe dimitir, al menos temporalmente hasta que se aclare el asunto, "para salvar el prestigio de Bélgica".

Los periódicos flamencos suscribieron ayer esa misma tesis. Para el democristiano de izquierda Het Volk, "con la detención de su jefe de gabinete la postura de Claes es insostenible". "Claes se tiene que ir", sostuvo el democristiano de derechas De Standaard, porque "un ministro es responsable de lo que hace su jefe de gabinete". Y si no lo sabía "tampoco era un buen ministro".

Para completar el coro, el socialista De Morgen editorializará hoy bajo el título El ejemplo de Willy Brand: la postura de Claes, reitera, "es insostenible". Y haciendo un paralelismo con el caso del espía que costó al líder socialdemócrata alemán su puesto de canciller, concluye: "Si Guillaume estuvo trabajando miles de horas con Willy Brandt, ¿cuántas horas tiene que haber trabajado Delanghe con Claes?".

Con este temporal externo, Claes se despidió de la sede de la OTAN en un Consejo Atlántico de rutina, antes de iniciar su- viaje a Canadá y Estados Unidos. Por la mañana había dejado al ministro estonio de Exteriores, Juri Luik -tras firmar su ingreso en la Asociación para la Paz-, sólo ante la prensa, como ya había sucedido el lunes con el vicepresidente norteamericano, Al Gore. También a Luik le llovieron las preguntas sobre su ausente anfitrión: "Parecía estar contento, se va de viaje unos días", dijo.

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