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FIN DE UNA HUIDA

La investigación judicial entra en su recta final

La investigación judicial del caso Roldán entra en su recta final. Con la detención, ayer, del ex director general de la Guardia Civil es previsible que la juez Ana Ferrer levante el secreto de las actuaciones llevadas a cabo, que han durado casi un año. Fuentes judiciales vaticinan muchas sorpresas. La instructora había dedicado las últimas semanas a interrogar a las personas que vendieron a Luis Roldán los inmuebles que constituyen su amplio patrimonio. Roldán tendrá que hacer frente a seis delitos al menos. El más serio de ellos, la malversación de caudales públicos.

Tal es el volumen de la malversación realizada, según fuentes judiciales, que el Código Penal fija un castigo, sólo para ese delito, que ronda los 20 años de cárcel. "Se trata de un delito continuado y de muchos millones de pesetas. Y las pruebas reunidas, bastante sólidas", aseveran aquéllas.Las diligencias del llamado caso Roldán se nutren de 14 tomos y 21 piezas separadas. En total, muchos centenares de folios, entre los que se hallan los más de 500 talones del Banco de España que requisó Ana Mercedes del Molino -la sustituta de la magistrada Ferrer cuando ésta causó baja por embarazo- sobre pagos hechos con fondos reservados. Un detalle sobre el levantamiento del secreto es que los funcionarios del Juzgado de Instrucción número 16 de Madrid llevan varios días fotocopiando las diligencias para entregarlas a las partes.

5.000 millones de pesetas

En la orden internacional de búsqueda y captura dictada en su día contra Roldán, la juez le atribuye seis posibles delitos: fraude fiscal, prevaricación, cohecho, malversación de caudales públicos, apropiación indebida y falsedad de documentos. El desvío de dinero público es el más grave. Expertos fiscales a las órdenes de la juez Ferrer ultiman en la actualidad el examen de las cuentas bancarias, incluidas las de Suiza, encontradas a Roldán Deben concretar el dinero que, supuestamente, malversé durante sus ocho años al frente de la Guardia Civil. Según una primera aproximación, no se aleja mucho de los 5.000 millones de pesetas.

Sólo una pequeña parte del. capital que acumuló Roldán procede de los presuntos sobresueldos que cobró de los fondos reservados. El grueso se deriva de las comisiones ilegales que, supuestamente, percibió de las constructoras a las que adjudicó a dedo las obras de los cuarteles. Roldán dispuso de 70.000 millones para este menester. Únicamente la contabilidad de sus cuentas suizas refleja, por ejemplo, cobros de cientos de millones en comisiones.

Blanca Rodríguez Porto, la esposa de Roldán, también está inculpada en este macroproceso. Hasta ahora, es la única que ha pisado la cárcel, como supuesta cooperadora suya. Estuvo casi un mes en la prisión de Ávila, de la que salió en libertad provisional en julio de 1994 tras pagar una fianza de 50 millones. Entre 1992 y 1993, Rodríguez-Porto ingresé presuntamente un total de 355 millones en tres cuentas cifradas de la Union des Banques Suisses, de Ginebra, que compartía con miembros de su familia. En su momento, dio pelos y señales a la magistrada Ferrer de los mandos del Ministerio del Interior que, al igual que su marido, señaló, se enriquecieron también con dinero de los fondos secretos.

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El patrimonio inmobiliario de Roldán se calcula ya en muchos millones de pesetas. Sus propiedades en España son las siguientes: dos chalés en el Jardín de la Almandraba, de Rota (15 millones de pesetas cada uno) y cuatro locales comerciales (dos millones cada uno); un piso de lujo en la calle de Platerías, de Madrid (100 millones); un chalé en la localidad navarra de Cizur (30 millones); un chalé en la avenida de Osa Mayor, de Aravaca, Madrid (80 millones); otro en la calle Aranzueque, de Aravaca (40 millones); una finca rústica en Zaragoza (25 millones), y un chalé en Cambrils, Tarragona (20 millones). Todas estas propiedades están embargadas por la juez Ferrer.

En el extranjero, Roldán dispone de un piso en París (120 millones) y de un chalé en la isla de San Bartolomé, en las Antillas francesas, valorado en unos 200 millones.

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