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Entrevista:

"Ningún portador de la bacteria que causa úlcera gástrica esta totalmente sano"

Desconocida hasta hace 12 años, la bacteria de la úlcera (Helicobacter pylori) se ha convertido en un factor que los gastroenterólogos ya no pueden ignorar. Su relación con los trastornos gástricos, incluido el cáncer, es cada día más clara, pero todavía quedan muchos aspectos de su funcionamiento por conocer. Agnes Labigne, investigadora del Instituto Paseur, lleva siguiendo la pista a la bacteria desde 1987. Su equipo descubrió el truco de la naturaleza (una enzima), que le permite colonizar la mucosa gástrica a pesar de la acidez que reina en ella. Labigne advierte contra la tentación de tratar todos los casos de infección mientras no se disponga de mejores armas que las actuales.Pregunta. ¿Por qué se ha tardado tanto en descubrir la Helicobacter pylori?

Respuesta. Se suponía que la mucosa gástrica era estéril por su acidez. Nadie sospechaba la presencia de una bacteria en ella. Ahora, al buscarla en otros animales se ha descubierto que la Hp humana es muy específica de nuestra especie, pero que hay otras bacterias semejantes en gatos, perros y monos.

P. ¿Existe consenso sobre su papel en las enfermedades gástricas?

R. Todo el mundo está de acuerdo ahora en que existe una asociación clara de la Hp con la gastritis y la úlcera. En la úlcera es por lo menos un cofactor indispensable. Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos recomiendan ya que se erradique la bacteria mediante un tratamiento combinado, de dos semanas, de antibióticos y medicamentos antisecretores en caso de enfermedad ulcerosa. En el cáncer gástrico se considera un factor de riesgo, como el tabaco en el cáncer de pulmón. Y en el linfoma gástrico se han visto remisiones totales con la erradicación de la bacteria.

P. ¿Y en la gastritis?

R. En la gastritis crónica tipo B, que constituye el 90% de los casos de gastritis crónica, la Hp juega un papel decisivo. Se ha demostrado porque se ha inyectado la bacteria en personas sanas y éstas han desarrollado la enfermedad. También se ha visto que los síntomas desaparecen cuando se trata con antibióticos.

P. ¿Cómo actúa la bacteria?

R. Una vez que infecta a una persona, la infección se puede mantener durante decenios, pero también puede ser que el sistema inmunológico de esas personas la erradique tarde o temprano.

P. ¿Cuál es su relación con el cáncer gástrico?

R. Una infección crónica como puede ser ésta aumenta el riesgo de sufrir cáncer. Ahora se está estudiando el suero de hace 15 años de personas que sufren cáncer para ver si entonces tenían la bacteria y observar la evolución de la enfermedad.

P. ¿Cómo se diagnostica la bacteria?

R. Se puede hacer en biopsias obtenidas por endoscopia y en pruebas serológicas, pero estas últimas no resultan muy eficaces. Se está popularizando una prueba respiratoria en la que se hace ingerir al paciente urea marcada con carbono 13 y se le miden características del aire que expira.

P. ¿Qué exito tiene el tratamiento actual en el caso de úlcera?

R. A pesar de que no hay prueba directa de que la bacteria cause la úlcera, los resultados son espectaculares. Se está logrando la erradicación de la bacteria de un 80% a un 90% de los casos. Cuando se erradica no hay recaída alguna, a excepción de uña tasa del 0,1%, que se corresponde con las nuevas infecciones. Sin embargo, con los tratamientos antiacidez convencionales mejoran los síntomas porque la bacteria es menos activa, pero al suspenderlos hay una alta tasa de recaídas.

P. ¿Juega algún papel benéfico la bacteria en el ser humano?

R. Una infección crónica nunca es buena. No hay ningún portador de la bacteria que esté totalmente sano, aunque no tenga síntomas.

P. ¿Por qué no tratar a todos los infectados entonces?

R. Por ahora sólo tenemos dos opciones de tratamiento y no podemos tratar a todo el mundo, porque se está viendo que hay resistencia a algunos de los medicamentos que usamos. Lo que buscamos ahora son nuevos tratamientos y una vacuna.

P. ¿Qué quiere decir resistencia?

R. Que el tratamiento no resulta eficaz, sobre todo en mujeres con historia de infecciones ginecológicas, y en niños, porque han sido tratados con esos medicamentos antes. El tratamiento en sí es tan corto que no induce resistencia.

P. ¿A quién se debe tratar entonces?

R. En el caso de los ulcerosos está clarísimo que a todos, incluso en términos de salud pública resulta muy rentable. Y en cuanto a los niños, el tema está en discusión. Un 10% está infectado a los 10 años y puede estarlo durante decenios. Es un riesgo grande para ellos.

P. ¿Cómo se transmite la bacteria?

R. No lo sabemos bien. Es de humanos a humanos y se puede contagiar en la familia. En países africanos, donde el tránsito intestinal es muy rápido, es posible que el contagio sea fecal-oral, pero en Europa no hemos podido cultivar la bacteria a partir de las heces, excepto en casos de diarrea. No hay bacteria en la saliva, pero en niños es posible que haya transmisión oral-oral porque tienen mayor reflujo gástrico y en el reflujo la bacteria es muy infecciosa. También hay factores genéticos o hereditarios porque hay niños más sensibles que otros.

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