"La imprevisibilidad del Kremlin es una amenaza para el futuro de Rusia"

Yuri Baturin, asesor del presidente Borís Yeltsin para la Seguridad del Estado desde principios de 1994, considera que la imprevisibilidad de la jerarquía de su país a la hora de tomar, decisiones es una de las principales amenazas que se ciernen hoy sobre Rusia. Por orden de importancia, este funcionario de 45 años coloca la "imprevisibilidad" del Kremlin en tercer lugar, después de la crisis económica y la delincuencia, y por delante de la crisis chechena y el fantasma del separatismo. "La tecnología de toma de decisiones políticas es confusa, complicada y en cierta medida desconocida", manifestó Baturin en una entrevista con tres periodistas, entre ellos la corresponsal de EL PAÍS, efectuada en los estudios en Moscú de la emisora norteamericana Radio Liberty. Baturin cree que su país está en un estado de movimiento caótico cada vez más acelerado desde hace 10 años y que, en esta difícil transición rusa, "no vale la pena pensar que el cambio de una persona por otra mejorará radicalmentelas cosas". Y añade: "No se trata de un intento de justificar errores, sino de una realidad".

Baturin, considerado uno de los hombres de talante más democrático en el entorno de Yeltsin, se ha desmarcado de la intervención militar iniciada el 11 de diciembre en Chechenia. Entonces, señala, estaba fuera de Rusia, y luego, "por decisión del presidente", no pudo participar "durante bastante tiempo" en las sesiones del Consejo de Seguridad, un ente teóricamente consultivo, que ha llevado la voz cantante en la actuación bélica contra la república secesionista.

"Algunos políticos acuden a quienes toman decisiones con proyectos de resolución que, a menudo, incluso traen escritos en los correspondientes pliegos oficiales", señala Baturin. "Quienes trabajamos con el presidente sufrimos por estos casos, no sólo porque no controlamos los documentos, sino también porque esto coloca en una situación delicada. al. jefe del Estado, que firma decretos insuficientemente elaborados y sin garantías sobre las consecuencias negativas", dice.

Baturin está en contra de las acciones "inesperadas", algo de lo que, a su juicio, la intervención militar en Chechenia es un ejemplo palpable. "En este caso no se eligió ni siquiera el método, no hubo ninguna organización, todo se hizo al galope", afirma Baturin, según el cual no se exploró a fondo la variante política de resolución del conflicto y tampoco la variante intermedia" de "mantener conversaciones con demostración de fuerza". La intervención militar era una de las posibles vías de desarrollo del conflicto, pero resultó "bastante inesperada".

Ahora, avanzada ya la escalada bélica en Chechenia, "la única posibilidad de arreglo es pacífica". Esto no implica que los combates vayan a interrumpirse y a sustituirse por conversaciones. La operación militar "se desarrollará e irá hasta su final lógico", afirma Baturin, ya que "la rueda no se para instantáneamente". "El periodo de regulación política será dificil y llevará mucho tiempo", asegura el asesor de Yeltsin, que analiza y compara los muchos proyectos de regulación pacífica que le presentan diputados parlamentanos y expertos. "Algunos son irrealizables e irreales. Otros son engañosos. El presidente conoce estos planes, y no de oídas, porque cada día le informo sobre la cuestión chechena", afirma Baturin, sin excluir que Borís Yeltsin pueda poner en práctica alguno de estos planes.

"El fin de aniquilar a Dudáiev no se plantea", según Baturin. Hubo momentos, admite, en que Yeltsin habría aceptado conversar con el líder checheno, pero el presidente fue convencido después de que no debía hacerlo, y aún hoy persiste en esta convicción. Los reveses sufridos por el Ejército Ruso en el Cáucaso "no deben atribuirse al estado de las Fuerzas Armadas, que es mejor de lo que Chechenia ha mostrado. El carácter de esta operación, la preparación y selección de las unidades, la falta de objetivos, todo este conjunto de elementos no permitió al Ejército cumplir su tarea", afirma.