La naturaleza y la sociedad "madrastras"
A punto de entrar en un nuevo siglo, ¿tiene sentido seguir utilizando los conceptos ideológicos, ya clásicos, de derecha e izquierda para identificar distintas formas de interpretar el mundo? Existen los que afirman que derecha e izquierda son ya nombres sin sujeto, y que no vale la pena mantenerlos con vida si no es para hacer arqueología política; y están los que consideran que la díada derecha-izquierda sigue siendo perfectamente válida y ensayan permanentemente criterios para definirla y adaptarla a los tiempos que corren, sobre todo tras la caída del muro de Berlín.Entre los últimos se encuentra Norberto Bobbió, uno de los pensadores políticos más importantes de este siglo. Senador vitalicio nombrado por el presidente italiano Sandro Pertini, Bobbio escribió el pasado año el libro Derecha e izquierda. Razones y significados de una distinción política para dar a conocer sus puntos de vista sobre el asunto. El libro (editorial Taurus) será publicado en España la próxima semana.
Conviene desarrollar, en primer lugar, la personalidad de Bobbio y el modo en que se aproxima a la realidad. "El transcurso de mi vida [tiene 85 años] coincide en gran parte con el periodo histórico que ha sido denominado, con razón o sin ella, de la guerra civil europea. Es el periodo que comienza con la profecía del ocaso de Occidente y termina con la victoria triunfal de la mayor potencia occidental y con la declaración, precipitada, del fin de la historia", escribe en su Autobiografía intelectual. Testigo, pues, del siglo XX, ejemplo de una cultura militante desde el antifascismo activo, acérrimo defensor del socialismo liberal y democrático, Bobbio siembra en toda su obra teórico-política (hay otro Bobbio aún más singular, el de la Filosofía del Derecho) su desconfianza hacia una política demasiado ideologizada, de la que este texto que ahora aparece -considerado por Vázquez Montalbán como "obra casi testamentaria". ¡Ojalá no!- es un ejemplo bien representativo.
No hay dudas sobre la posición del italiano: "Siempre he dado al término izquierda una connotación positiva, incluso ahora que está siendo cada vez más atacada, y al término derecha una connotación negativa, a pesar de estar hoy ampliamente revalorizada". A su juicio, permanece la díada, nacida al menos hace dos siglos y que designa el contraste de las ideologías y de los movimiento,,,, en que está dividido el universo; pese a una especie de sociedad ambidextra que algunos quieren designar, hay relaciones de antagonismo entre partes contra-, puestas (partidos, grupos de intereses, facciones, pueblos, relaciones internacionales, naciones, ciudadanos ... ) que representan a ambos términos ideológicos.
El centro de su pensamiento en este punto, el concepto central de la díada, es el de la igualdad: aquellos que se declaran de izquierdas dan mayor importancia en su conducta moral y en su iniciativa política. (al menos teóricamente) a lo que convierte a los hombres en iguales, 0 a las formas de atenuar los factores de desigualdad; los que se reivindican de la derecha están convencidos de que: las desigualdades son un dato objetivo e la realidad, por lo que es inútil desear su eliminación. El igualitario, escribe Bobbio, parte de la convicción de que la mayor parte de las desigualdades que lo indignan y querría hacer desaparecer son sociales, y, como tales, eliminables; los no igualitarios, en cambieo, se basan en lo opuesto, en que las desigualdades son naturales, y, como tales, ineliminables. "Al lado de la naturaleza madrastra está también la sociedad madrastra".
Esta igualdad se asume no como la utopía de una sociedad donde todos los individuos sean iguales en todo, sino como la tendencia a convertir en más iguales a los desiguales. El intelectual destaca, y no es precisamente un asunto menor, cómo en el discurso hegemónico ya no se contempla lo que se consideró el mayor obstáculo a la igualdad: la propiedad individual, el "terrible derecho", que ha pasado a mejor vida con el socialismo realmente existente.
Norberto Bobbio también introduce otra díada, que ya no está referida al término igualdad, sino al de libertad: la de moderación versus extremismo. Él es un moderado para el que el ideal de libertad no sirve para distinguir a la izquierda de la derecha, pues existen doctrinas y grupos libertarios y autoritarios de uno y otro signo.
De la conjunción de la igualdad y la libertad nace un mapa ideológico con cuatro categorías: la extrema izquierda -el jacobinismo- compuesta por movimientos y doctrinas a la vez igualitarios y autoritarios; el centro-izquierda -el socialismo liberal y la socialdemocracia-, de movimientos e ideologías liberales y a la vez igualitarias; el centro-derecha -partidos conservadores que son fieles al método democrático, pero que se detienen en la igualdad ante la ley, que implica únicamente el deber por parte del juez de aplicar las leyes de una manera imparcial-, de movimientos e ideas liberales y a la vez desigualitarias; y, por último, la extrema derecha -fascismo, nazismo-, de movimientos y doctrinas antiliberales y anti-igualitarias.
Estas conceptualizaciones y la división ideológica propuesta han dado lugar en Italia a una soberbia polémica que convendría trasladar a nuestro país. Este es el valor principal de Derecha e izquierda. En palabras de Bobbio: "Nunca como en este periodo de transición la cultura de derechas suscita curiosidad e interés también por parte de quien no es de derechas. Todos aquellos que han participado en este debate, y son muchos, parecen no tener dudas sobre el hecho de que derecha e izquierda no son 'cajas vacías'. ¿Y entonces? ¿Son todos discursos insensatos? Desde luego, no es insensato el discurso, con el cual me gusta cerrar esta renovada invitación a la discusión, de quien encuentra en el iluminismo pesimista aquella actitud que, aunque capaz de recoger las voces de la literatura pesimista, no se deja aturdir".
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