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Francia denuncia el espionaje económico de la CIA y expulsa a cinco agentes norteamericanos

Enric González

El Gobierno francés ha exigido, a Estados Unidos la repatriación de cinco agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), entre ellos el jefe de puesto en París. Según los servicios de contraespionaje parisienses, las cinco personas en cuestión han efectuado espionaje político, económico y científico durante los últimos tres años, con especial atención a la industria audiovisual y de comunicaciones. La insólita decisión francesa, revelada ayer por el vespertino Le Monde, supone unnuevo elemento de tirantez en las relaciones entre París y Washington. En 1993, el entonces director de la CIA, Robert Gates, acusó a Francia de practicar un sistemático espionaje industrial y comercial contra Estados Unidos.

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El primer ministro francés, Édouard Balladur, declaró ayer que el incidente no empañaba en absoluto las relaciones franco-norteamericanas, que calificó de "excelentes", antes de recibir en su despacho a la embajadora de Estados Unidos, Pamela Harriman. Pese a las afirmaciones de Balladur, el contraespionaje de Francia considera que la CIA es en la actualidad su principal adversario. Y cita cifras como prueba: mientras los servicios secretos rusos mantienen unos 40 agentes en Francia, los estadounidenses tienen 80, de los cuales una treintena son clandestinos, es decir, ciudadanos particulares sin relación con la embajada.De acuerdo con la información de Le Monde, confirmada por los ministerios de Asuntos Exteriores y de Interior, los cinco espías en el centro del conflicto intentaron captar colaboradores de alto nivel dentro del Gobierno francés. La Embajada de Estados Unidos en París admitió que cuatro de las cinco personas eran funcionarios diplomáticos, pero no quiso hacer comentarios sobre el asunto.

La Dirección de Seguridad del Territorio (DST), dependiente del Ministerio del Interior francés, empezó a investigar al grupo de espías estadounidenses en 1992, y logró reunir numerosas pruebas sobre sus actividades. El ministro del Interior, Charles Pasqua, informó el pasado 18 de febrero al presidente de la República, François Mitterrand, del resultado de las investigaciones, y le hizo entrega del informe acusatorio recopilado por la DST. Inmediatamente después, se exigió, a la embajadora de Estados Unidos que las cinco personas en cuestión abandonaran el territorio francés.

Política interior

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En el informe de la DST se señalaba que los espías estadounidenses habían recopilado información secreta sobre "la política interior francesa y sobre las grandes orientaciones económicas, y comerciales de nuestro país, en particular dentro de los sectores audiovisual y de telecomunicaciones". La industria audiovisual (cine y televisión principalmente) constituyó el principal escollo en las negociaciones entre EE UU y la Comunidad Europea para la renovación del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio), en 1993. Según la DST, los agentes de la CIA intentaron reclutar topos dentro del propio Gobierno y del Consejo de Estado.

La drástica medida francesa contra los agentes de la CIA no tiene precedentes desde 1945. Anteriores roces entre los servicios de espionaje de ambos países se resolvieron con absoluta discreción, ya que la publicidad se reservaba para países no aliados, como la Unión Soviética, Irán, Irak y Suráfrica. En la insólita decisión de denunciar públicamente al espionaje estadounidense, adoptada sin duda por el primer ministro, Édouard Balladur, y por su ministro del Interior, Charles Pasqua, pesó tal vez la necesidad de desviar la atención del electorado doméstico del asunto de escuchas telefónicas legales que ha sacudido en los últimos días la candidatura, balladurista a la presidencia.

Pero como telón de fondo del choque entre servicios de espionaje aparece el creciente enfrentamiento Francia-Estados Unidos en el terreno del espionaje comercial y tecnológico, ya denunciado desde Washington en 1993 y agudizado durante las negociaciones del GATT (1903), cuya herencia es una permanente guerra entre ambos países acerca del expansionismo de la industria audiovisual y de telecomunicaciones estadounidense, un terreno que, según Francia, resulta absolutamente crítico para. evitar la colonización cultural y económica de Europa. La expulsión de los cinco miembros de la CIA se produce en vísperas de una reunión en Bruselas del G-7 (los siete países más industrializados del mundo) para intentar llegar a acuerdos sobre el desarrollo de las autopistas de la información, un asunto en el que Francia y EE UU mantienen posiciones divergentes.

Las actividades de la CIA en países amigos sólo saltan a la calle muy de cuando en cuando. En España, el Gobierno expulsó en febrero de 1985 a dos. funcionarios estadounidenses con estatuto diplomático, acusados de espiar el sistema de comunicaciones secretas de la Moncloa.

En septiembre de 1978 saltaron a los titulares las declaraciones del comandante portugués Diniz Almeida, según el cual la CIA planeó el asalto a la Embajada española en Lisboa de septiembre de 1975. Por aquellas fechas, el ex agente de la CIA Philip Agee cifraba en torno a 800 el número de miembros de que disponía la agencia en Europa Occidental.

En febrero de 1991, la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos fue acusada de llevar a cabo escuchas telefónicas ilegales a miembros del Partido Laborista británico y pasar información al partido Conservador.

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